RELIGION 9o

TEMATICA CUARTO PERIODO

·         Los sacramentos y la santificación de los cristianos
·         María en la vida del cristiano
·         Expresa y experimenta en los sacramentos de la Iglesia una oportunidad para hacer comunidad y construir Iglesia



LOS SACRAMENTOS DE INICIACIÓN CRISTIANA

EL BAUTISMO

¿Qué es el Bautismo? El Bautismo es el sacramento por el que renacemos a la vida divina, mediante la ablución con agua y la invocación expresa de la Trinidad.
¿Qué efectos produce el bautismo?
Los efectos que produce el bautismo son estos: perdona el pecado original y cualquier otro pecado con las penas debidas por ellos e imprime en el alma el carácter sacramental que nos hace cristianos y miembros de la Iglesia y nos da la gracia santificante que nos hace hijos de Dios.
¿Es el bautismo el primero y el más necesario de los sacramentos?
El Bautismo es el primero de los sacramentos porque antes de estar bautizado no se puede recibir ningún otro sacramento, y es el más necesario porque todos debemos renacer por el bautismo para salvarnos.
¿Cuándo se debe administrar el bautismo a los niños?
Se debe administrar el bautismo a los niños dentro de las primeras semanas siguientes al nacimiento del niño. No obstante, el ordinario del lugar o la Conferencia regional puede, por razones serias de orden pastoral, establecer un intervalo de tiempo más largo.

LA CONFIRMACIÓN

¿Qué es la Confirmación? La Confirmación es elSacramento que nos llena del Espíritu Santo mediante dones y nos hace perfectos cristianos, apóstoles de Jesucristo.
¿Cómo se debe recibir la Confirmación? La Confirmaciónse se debe recibir en estado de gracia y conociendo las principales verdades cristianas.
¿Cómo se confiere el sacramento de la Confirmación? El sacramento de la Confirmación, se confiere por la unción del crisma en la frente, que se hace con la imposición de la mano, y por las palabras: "N.. recibe por esta señal el Don del Espíritu Santo".


LA EUCARISTÍA

1.- ¿Cuántas cosas hay que considerar en la Eucaristía? En la Eucaristía hay que considerar tres cosas:
La primera, que en la Eucaristía está real y verdaderamente presente Jesucristo.
La segunda, que en la Eucaristía, Jesucristo se ofrece por nosotros.
La tercera, que en la Eucaristía recibimos a Jesucristo cuando tomamos la sagrada Comunión.
2.- ¿Cuándo instituyó Jesucristo la Eucaristía? Jesucristo instituyó la Eucaristía el día de Jueves Santo, en la última Cena.
3.- ¿Cuándo empieza Jesucristo a estar en la Eucaristía? Jesucristo empieza a estar en la Eucaristia en el momento de la consagración.
4.- ¿Qué es la Hostia antes de la consagración? La Hostia antes de la consagración es pan de trigo.
5.- ¿Qué es la Hostia después de la consagración? La Hostia después de la consagración es el Cuerpo de Jesucristo.
6.- ¿Qué hay en el cáliz antes de la consagración? En el cáliz antes de la consagración hay vino con unas gotas de agua.
7.- ¿Qué hay en el cáliz después de la consagracióh? En el cáliz después de la consagración está la Sangre de Jesucristo.
8.- ¿Qué queda del pan y del vino después de la consagración? Después de la Consagración no queda pan y vino, sino sólo las especies o accidentes del pan y del vino, o sea, lo que perciben los sentidos, como la figura, el color, el sabor, etc.
9.- ¿Cómo está Jesucristo en la Eucaristía? Jesucristo está en la Eucaristía todo entero en todas y cada una de las partes de las sagradas especies.
10.- ¿Cuáles son nuestros deberes para con Jesús Sacramentado? Nuestros deberes para con Jesús Sacramentado son: Visitarle con frecuencia cuando está oculto en el Sagrario o expuesto en la Custodia, asistir a la Santa Misa y recibirle en la Comunión.
11.- ¿Para qué recibimos a Jesucristo en la Sagrada Comunión? Recibimos a Jesucristo en la Sagrada Comunión para que sea alimento de nuestras almas, nos aumente la gracia y nos dé la vida eterna.
2.- ¿Cuántas cosas son necesarias para recibir la Sagrada Comunión? Para recibir bien la Sagrada Comunión son necesarias tres cosas: estar en gracia de Dios, guardar el ayuno eucarístico y saber a quien recibimos.
13.- ¿Quién está en gracia de Dios? Está en gracia de Dios el que está limpio de pecado mortal.
14.- ¿Qué debe hacer para comulgar bien el que está en pecado mortal? El que cometió pecado mortal debe confesarse antes de comulgar, y por mandato de la Iglesia no basta hacer el acto de contrición, a no ser en caso de necesidad urgente si no tiene confesor.
15.- ¿Cuáles son los frutos de la Sagrada Comunión? Los frutos de la Sagrada Comunión son: aumenta la gracia santificante y las virtudes; nos une más a Jesucristo, es vínculo de caridad entre los cristianos, nos da fuerza para vencerlas pasiones y es prenda de la gloria eterna.

LA PENITENCIA

El sacramento de la Penitencia o Confesión es uno de los mayores regalos que la misericordia de Cristo nos ha dejado para que vivamos Vida sobrenatural.

Para confesarse bien se necesita:
1 Examen de conciencia.
2 Dolerse de los pecados cometidos.
3 Propósito de enmendarse de ellos.
4 Confesar al sacerdote todos los pecados mortales.
5 Cumplir la penitencia que nos fuere impuesta.

EXAMEN SOBRE LOS MANDAMIENTOS

1.- ¿He dudado o negado las verdades de la fe católica?
2.- ¿He comulgado alguna vez sin las debidas disposiciones?
3.- ¿He faltado a Misa los domingos o días festivos por culpa mía?
4.- ¿He cumplido los días de ayuno y abstinencia?
5.- ¿He callado en la confesión algún pecado mortal?
6.- ¿Manifiesto respeto y cariño a mis padres y familiares?
7.- ¿Atiendo bien mi hogar y me preocupo de mi esposa y de mis hijos?
8.- ¿He dado mal ejemplo a las personas que me rodean?
9.- ¿Corrijo con cólera o injustamente a mis hijos o a otras personas?
10.- ¿Riño frecuentemente con las personas de mi familia?
11.- ¿Procuro ayudar a las personas de mi familia, amigos y compañeros? ¿Soy alegre con ellos?
12.- ¿He hecho daño a otros de palabra o de obra?
13.- ¿Tengo odio o rencor a alguien?
14 - ¿Me he embriagado alguna vez?
15.- ¿He aceptado pensamientos o miradas impuras?
16.- ¿He realizado actos impuros? ¿Solo, o con otra persona?
17.- ¿Me he puesto voluntariamente en peligro de pecar, por ejemplo, con fotografías, películas o novelas inmorales?
18.- ¿He cooperado al mal ajeno?
19.- ¿He tomado dinero o cosas que no son mías?
20.- ¿He devuelto las cosas prestadas?
21.- ¿He engañado a otros cobrando más de lo debido?
22.- ¿Doy limosna según mis posibilidades?
23.- ¿He malgastado el dinero?
24.- ¿He dicho mentiras que perjudicaron a otros?
25.- ¿He hablado mal de otros? ¿He pensado mal de otros?
26.- ¿He tenido envidia?
27.- ¿He sido orgulloso?
28.- ¿Realizo bien y puntualmente mis trabajos? ¿Los ofrezco a Dios cada día?
29.- ¿He dejado de dar la ayuda conveniente a la Iglesia?
30.- ¿Me acuerdo de Dios por la mañana y por la noche?

MODO DE CONFESARTE

1. Ave María Purísima. El sacerdote te responderá, Sin pecado.....
2. Hace (una semana, mes, días, etc.) que no me he confesado.
3. Los pecados que tengo son estos:....
4. Antes de que el sacerdote termine la absolución, haz algún acto de contricción (ej: Jesús, Hijo de Dios, ten misericordia de mí, que soy pecador).
5.Al final de la absolución se responde: Amen


Tomado de http://webcatolicodejavier.org/sacramentos.html 

MARIA EN LA VIDA DEL CRISTIANO
María, modelo de vida cristiana

 Fr. Valerio Maccagnan, O.S.M.

 
En los ambientes culturales surgen frecuentemente personas con propuestas y teorías sobre el hombre, la historia y el mundo. En la sociedad de hoy la gente es muy sensible a mensajes que promuevan la paz, el servicio, la solidaridad, la generosidad. Los medios de comunicación alcanzan cada día un mayor protagonismo en la relación entre personas y los pueblos. Son autopistas por donde se abre paso la información. Pero no son una garantía de una verdadera comunicación. No es lo mismo informar que comunicar. Para que haya comunicación se necesita apertura y confianza en el otro. Pero siempre estamos a nivel humano. Para pasar a un nivel cristiano necesitamos situarnos en la fe, descubrir a Jesús en nuestro prójimo, estar dispuestos en dar la vida por Él. No es nada fácil.

Jesús en medio es la clave para resolver todos nuestros conflictos y cristalizar todas nuestras esperanzas. «Donde están dos o más unidos en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos» (Mt 18, 20). María no sólo nos da mensajes, ella nos da a Jesús. Pero ¿cómo imitar a María en este sentido? La respuesta la tenemos en el mismo Evangelio, que nos lleva a una relación de fe, espiritual. Predicando a sus discípulos, Jesús dice: «Estos son mi madre y mis hermanos. Quien cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre» (Mc 3, 34-35). Cumpliendo la voluntad de Dios con fidelidad y transparencia podemos generar espiritualmente a Jesús en el corazón del mundo.

Precisamente porque cumplió con fidelidad y entrega total la voluntad de Dios (Lc 1, 38); porque acogió la Palabra de Dios y la puso en práctica; porque su acción estuvo animada por la caridad y por el espíritu de servicio: es decir, porque fue la primera y más perfecta discípula de Cristo, Mujer nueva y perfecta cristiana, lo cual tiene un valor universal y permanente (Paulo VI, Marialis Cultus, -MC- nn. 35-36). Al «sí» gozoso de la Anunciación corresponde el «sí» doloroso de la Cruz. María al pie de la Cruz se asocia a Cristo en la obra de redención con fe y diaconía. Ella fecunda la Iglesia con sus lágrimas y nos genera a la vida de la gracia con su amor materno. Como primera creyente actúa en nosotros y nos hace avanzar en el camino de la fe y el testimonio evangélico (Redemptoris Mater -RMat- n. 46). La vocación de María es la vocación de la Iglesia.

Ella nos conduce hasta la meta del Reino

Imitándola con fidelidad, coherencia y constancia encontraremos el sentido de nuestra vida, de nuestro ideal y de nuestro destino. La humilde Sierva del Señor es testigo de las maravillas de Dios, del Misterio de la Encarnación, del Misterio Pascual, de su ofrenda amorosa al Padre. María es como un espejo puro, terso, donde se reflejan las maravillas de Dios. Mirando a María como modelo de vida cristiana, la Iglesia día a día se va purificando y convirtiendo hasta ser como Ella: pura, inmaculada, santa, gloriosa, hasta el retorno del Señor. «Pues María, que por su íntima participación en la historia de la salvación reune en sí y refleja en cierto modo las supremas verdades de la fe, cuando es anunciada y venerada, atrae a los creyentes a su Hijo, a su Sacrificio y al amor del Padre» (Lumen Gentium -LG- n. 65). Este testimonio preeminente del amor de Dios en María se convierte para el cristiano en camino. Es la senda de la peregrinación de fe que se abre con la historia de salvación.

María como Madre nos toma de las manos, camina con nosotros, nos conduce por los caminos del Evangelio, sendas de justicia y santidad hasta llegar a la meta del Reino (cfr. LG n. 62). La Virgen orante en el Magnificat con espíritu profético y liberador, proclama las maravillas del Señor: exultación, fe y esperanza de María y de la Iglesia. Virgen orante en Caná, donde consigue el primer milagro de Jesús, Ella con este gesto nos enseña a salir al encuentro de todos los necesitados, de todos los que sufren. María persevera en oración junto a la primera comunidad cristiana aguardando la venida del Espíritu y dio a la Iglesia el testimonio más vivo y elocuente de cómo el creyente ha de esperar el retorno del Señor (Hech 1, 14). Cómo a través del Espíritu y de María, Cristo nace en Belén, así, a través del Espíritu y de María, la Iglesia nace en Pentecostés. La Virgen es modelo de amor cristiano, amor universal y eterno: Ella asociada íntimamente al Misterio de Cristo no cesa de engendrar nuevos hijos juntamente con la Iglesia, a los que estimula con amor y atrae con su ejemplo para conducirlos a la caridad perfecta.

María es garantía de la grandeza femenina

Ella es modelo de vida evangélica, de ella nosotros aprendemos: con su inspiración nos enseña a amar a Dios sobre todas las cosas, con su actitud nos invita a contemplar y vivir la Palabra de Dios (Lc 2, 19.51), con su corazón nos mueve a servir a los hermanos. El amor materno de la Virgen se hace explícito, concreto, familiar en la Cruz, al acogernos en la persona de Juan. Cristo nos entrega a su Madre. María nos acoge como hijos. Entrega y acogida muestran las dimensiones del amor de su maternidad espiritual y se convierten en ejemplo para los cristianos (RMat n. 45). Inspirándonos en la Virgen debemos estar a los pies de las infinitas cruces donde el Hijo del hombre sigue crucificado, para llevar allí consuelo y redención. En María, la mujer puede descubrir el modelo para vivir su feminidad. «María es garantía de la grandeza femenina... con esa vocación de ser alma, entrega que espiritualice la carne y encarne el espíritu (Puebla n. 299). La vida cristiana en su dimensión Mariana alcanza un relieve especial en todas aquellas personas que imitando la vida de María, hacen de su existencia una entrega generosa a la voluntad de Dios y al servicio de los demás. «La múltiple misión de María hacia el pueblo de Dios es una realidad sobrenatural operante y fecunda en el organismo eclesial: reproducir en los hijos los rasgos espirituales del Hijo primogénito» (MC n. 57).

Prácticamente la intercesión de la Virgen, su santidad ejemplar y la gracia divina van tejiendo en nuestra vida el modelo cristiano. Esto es maravilloso y consolador, pero nuestra respuesta debe ser dócil, auténtica, generosa, responsable. «La santidad ejemplar de la Virgen mueve a los fieles a levantar los ojos a María, la cual brilla como modelo de virtud ante toda la comunidad de los elegidos: virtudes sólidas y evangélicas. La piedad hacia la Madre del Señor se convierte para el fiel en ocasión de crecimiento en la gracia divina: finalidad última de toda acción pastoral» (MC n. 57).
 
 
TEMÁTICA TERCER  PERIODO




  • La vida según el Espíritu
  • La Palabra de Dios y el compromiso moral

NIVEL DE DESEMPEÑO
Identifica al Espíritu Santo como la tercera Persona de la Santísima Trinidad quien anima y sostiene  a la Iglesia


LA VIDA SEGUN EL ESPIRITU
El Espíritu Santo en la Vida del CristianoJuan Pablo II, Audiencia general, 13 sep 2000
El Espíritu es el único que puede ayudar a las personas y a las comunidades a liberarse de los viejos y nuevos determinismos, guiándolos con la ley del espíritu que da la vida en Cristo Jesús.
1. En el Cenáculo, en la última noche de su vida terrena, Jesús promete cinco veces el don del Espíritu Santo (cf. Juan 14, 16-17; 14, 26; 15, 26-27; 16, 7-11; 16, 12-15). En el mismo lugar, en la tarde de Pascua, el Resucitado se presenta ante los apóstoles e infunde el Espíritu prometido, con el gesto simbólico del hálito y con las palabras: «¡Recibid el Espíritu Santo!» (Juan 20, 22). Cincuenta días después, otra vez en el Cenáculo, el Espíritu Santo irrumpe con su potencia transformando los corazones y la vida de los primeros testigos del Evangelio. Auténtica liberación Desde entonces, toda la historia de la Iglesia, en sus dinámicas más profundas, está impregnada por la presencia de la acción del Espíritu, «entregado sin medida» a los que creen en Cristo (cf. Juan 3, 34). El encuentro con Cristo comporta el don del Espíritu Santo que, como decía el gran padre de la iglesia, Basilio, «se difunde en todos sin que experimente disminución alguna, está presente en cada uno de los que son capaces de recibirlo como si fueran los únicos, y en todos difunde la gracia suficiente y completa» («De Spiritu Sancto», IX, 22). Desde los primeros instantes de vida cristiana
2. El apóstol Pablo, en el pasaje de la Carta a los Gálatas que acabamos de escuchar (cf. 5, 16-18. 22-25), delinea «el fruto del Espíritu» (5, 22) haciendo la lista de una gama de virtudes que hace florecer en la existencia del fiel. El Espíritu Santo se encuentra en la raíz de la experiencia de fe. De hecho, en el Bautismo, nos convertimos en hijos de Dios gracias precisamente al Espíritu: «La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre!» (Gálatas 4, 6). En el manantial mismo de la existencia cristiana, cuando nacemos como criaturas nuevas, se encuentra el soplo del Espíritu, que nos haces hijos en el Hijo y nos hace «caminar» por los caminos de justicia y salvación (cf. Gálatas 5, 16). El Espíritu en la prueba
3. Toda la aventura del cristiano tendrá que desarrollarse, por tanto, bajo el influjo del Espíritu. Cuando Él nos vuelve a presentar la Palabra de Cristo, resplandece en nuestro interior la luz de la verdad, como había prometido Jesús: «el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho» (Juan 14, 26; cf. 16,12-15). El Espíritu está junto a nosotros en el momento de la prueba, convirtiéndose en nuestro defensor y apoyo: «Cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros» (Mateo 10, 19-20). El Espíritu se encuentra en las raíces de la libertad cristiana, que libera del yugo del pecado. Lo dice claramente el apóstol Pablo: «La ley del espíritu que da la vida en Cristo Jesús te liberó de la ley del pecado y de la muerte» (Romanos 8, 2). La vida moral --como nos recuerda san Pablo-- por el hecho de ser irradiada por el Espíritu produce frutos de «amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí» (Gálatas 5, 22). El Espíritu y la comunidad
4. El Espíritu anima a toda la comunidad de los creyentes en Cristo. Ese mismo apóstol celebra a través de la imagen del cuerpo la multiplicidad y la riqueza, así como la unidad de la Iglesia, como obra del Espíritu Santo. Por un lado, Pablo hace una lista de la variedad de carismas, es decir, de los dones particulares ofrecidos a los miembros de la Iglesia (cf. 1Corintios 12, 1-10); por otro, confirma que «todas estas cosas las obra un mismo y único Espíritu, distribuyéndolas a cada uno en particular según su voluntad» (1Corintios 12, 11). De hecho, «en un solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu» (1Corintios 12, 13). El Espíritu y nuestro destino Por último, le debemos al Espíritu el poder alcanzar nuestro destino de gloria. San Pablo utiliza en este sentido la imagen del «sello» y la «prenda»: «fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la Promesa, que es prenda de nuestra herencia, para redención del Pueblo de su posesión, para alabanza de su gloria» (Efesios 1, 13-14; cf. 2Corintios 1, 22; 5,5). En síntesis: toda la vida del cristiano, desde los orígenes hasta su última meta, está bajo la bandera y la obra del Espíritu Santo. Mensaje del Jubileo
5. Me gusta recordar, en el transcurso de este año jubilar, lo que afirmaba en la encíclica dedicada al Espíritu Santo: «El gran Jubileo del año dos mil contiene, por tanto, un mensaje de liberación por obra del Espíritu, que es el único que puede ayudar a las personas y a las comunidades a liberarse de los viejos y nuevos determinismos, guiándolos con la "ley del espíritu que da la vida en Cristo Jesús", descubriendo y realizando la plena dimensión de la verdadera libertad del hombre. En efecto --como escribe san Pablo-- "donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad"» (Dominum et vivificantem, n. 60). Pongámonos, por tanto, en manos de la acción liberadora del Espíritu, haciendo nuestra la sorpresa de Simeón el Nuevo Teólogo, quien se dirige a la tercera persona divina en estos términos»: «Veo la belleza de tu gracia, contemplo su fulgor y reflejo su luz; me arrebata su esplendor indescriptible; soy empujado fuera de mí mientras pienso en mí mismo; veo cómo era y qué soy ahora. ¡Oh prodigio! Estoy atento, lleno de respeto hacia mí mismo, de reverencia y de temor, como si fuera ante ti; no sé qué hacer porque la timidez me domina; no sé dónde sentarme, a dónde acercarme, dónde reclinar estos miembros que son tuyos; en qué obras ocupar estas sorprendentes maravillas divinas» (Himnos II, 19-27; cf. Exhortación apostólica post-sinodal «Vita consecrata», n. 20). Traducción realizada por Zenit. ZS00091305

Tomado de http://www.corazones.org/espiritualidad/espiritu_santo/esp_santo_encristiano_jp2.htm


TEMÁTICA SEGUNDO PERIODO

  • El pecado es la negación de la vida moral?
  • Jesús instauró el Reino de Dios
  • La dinámica del Reino de Dios
  • El amigo de los pobres

 NIVEL DE DESEMPEÑO
Reconoce a Jesucristo como el Salvador y valora sus enseñanzas para construir el reino de Dios
 

 EL PECADO NEGACION DE LA VIDA MORAL

EL PECADO ROMPE EL PROYECTO DE DIOS

Continuamente los medios de co­municación, prensa, radio y televisión, tanto en el nivel internacio­nal como en nuestra propia sociedad, pre­sentan situaciones de muerte, guerras, ase­sinatos, robos, injusticias, corrupción, agre­sión a la naturaleza, etc.

A nivel interno, la persona lleva en su mente y en su corazón el odio, la ambi­ción, la venganza. . . el ser humano sufre y no es feliz. El cristiano llama con el nombre de pecado a toda esta situación de desequilibrio personal y social en que vive la persona y ve su origen en el hecho de haberse olvidado de Dios.

Qué es el pecado?

En el pecado de hoy podemos observar las mismas características del primer pecado, el de Adán y Eva: el pecado es la ruina y el rompimiento del proyecto de Dios, la negación del plan que Dios tiene para el ser humano y para el mundo.
·    Seréis como dioses

Recuerda que la tentación en el paraíso comienza desfigurando la imagen de Dios; la serpiente lo presenta como un Dios in­teresado y envidioso, que oculta la verdad y el poder; además, el tentador les hace ver que pueden llegar a ser como Dios, a tener la vida y el poder de Dios, a consti­tuirse en juez de lo bueno y lo malo; la propuesta del tentador es “seréis como dioses”.

El pecado comienza con el rompimiento del primer aspecto del proyecto de Dios:

La filiación. El ser humano deja de sentir y de actuar como hijo de Dios, se coloca en su lugar, se establece como Dios. El pe­cador decide sobre su propia vida y la vida de los demás, establece su propia ley y quiere realizar su propio proyecto; como Dios, el pecador decide sobre lo bueno y lo malo, sobre lo justo y lo injusto, sobre la vida y la muerte.

El pecador rehúsa seguir la palabra y la vida de Jesucristo, no quiere andar por los caminos de Dios, y establece sus propios caminos.

·    ¿Dónde está tu hermano?

La Biblia muestra que cuando el ser huma­no rompe la relación con Dios, rompe la relación con su semejante; Adán y Eva se acusan mutuamente y Caín mata a Abel.

Realmente el pecado no le hace daño di­rectamente a Dios, pero sí hace daño a los hijos de Dios y a la naturaleza creada por Dios. Cuando el orgullo y la soberbia se apoderan cíe la mente y del corazón de la persona, se rompe el segundo de los aspec­tos del proyecto de Dios: La fraternidad. Entonces viene el odio, la injusticia, la am­bición, la lucha por el poder y la riqueza, la muerte, y las relaciones sociales se enve­nenan a causa de las desigualdades, la ac­ción política deshonesta, la corrupción ad­ministrativa.

¿No sufre también la familia a causa del pecado?

·    También la naturaleza sufre por causa del pecado

Si el pecador es capaz de robar, herir y matar a su semejante, ¿qué no hará con la naturaleza?

Sabemos que también la tierra, los anima­les y las plantas, el agua y el aire, en fin la vida misma de la naturaleza, sufren la vio­lencia del pecado que hay en la mente y en el corazón del ser humano.

La parábola del hijo pródigo nos presenta al hijo menor que toma la decisión de alegarse de la casa del padre para hacer su propia vida, para vivir otra vida de acuer­do con su capricho.



JESUS INSTAURO EL REINO DE DIOS

1.    EL REINO DE DIOS ES DISTINTO

Jesús conocía muy bien a los gober­nantes de su país y de otros países; ellos gobiernan para  su propio pro­vecho y bienestar; actúan como dueños de su pueblo y de los bienes de todos, y utili­zan la autoridad para imponer leyes injus­tas.

De esta manera los gobernantes se enrique­cen, pero el pueblo es esclavizado, humi­llado, perseguido y vive en condiciones in­humanas; los pobres, los enfermos, los huérfanos están abandonados.

El reino de Dios es distinto, en él el gobier­no lo realiza Dios, los pueblos son gober­nados según la voluntad de Dios, y la vo­luntad de Dios es que haya justicia, paz, igualdad y solidaridad entre todos.

En el gobierno de Dios, los gobernantes deben ser hijos de Dios, que conocen y aplican la voluntad de Dios; deben ser ser­vidores, que buscan el bienestar del pueblo antes que su propio provecho.

  1. EL PUEBLO ESPERABA UN BUEN REY
Desde hacía mucho tiempo, el pue­blo de Israel que vivía esclavizado, humillado y sometido al poder de los romanos, esperaba la venida de un rey bueno y poderoso que venciera el mal y les devolviera la tranquilidad, la justicia, la paz y el bienestar para todos.

El pueblo deseaba que se acabara el reina­do del emperador romano que era un go­bierno de injusticia, de persecuciones, de muerte, y comenzara el reinado de un rey justo que defendiera y protegiera a los Po­bres, a los débiles, a los enfermos, a los huérfanos.

3.   JESÚS ES LA PRESENCIA DEL REINO DE DIOS

Jesús es el rey que esperaba el pueblo; el trae la justicia y la paz que todos están anhelando. Jesús reali­za el reinado de Dios, la voluntad de Dios que es vida digna y bienestar para los des­validos, para los que sufren, para todos los hombres.

El reinado de Dios comprende:
o   La salvación de la enfermedad y de to­dos los males que sufren los desvalidos y los pobres, como el abandono, la soledad, el hambre, la enfermedad. Para salvarlos y entregarles una vida digna Jesús sana y cu­ra a los leprosos, a los ciegos, los paralí­ticos; acoge a los tristes y a los niños, per­dona a los pecadores.
o   La salvación de las enfermedades de la mente y del corazón que producen el odio, la ambición, el egoísmo
Para ellos Jesús habla y los invita a la con­versión al cambio para vivir en función de] Reino y no de los propios intereses.

o   La instauración de una nueva sociedad, en la que los hombres vivamos en la frater­nidad, la igualdad y la solidaridad.

Jesús propone una sociedad justa, en la que todos los hombres sean respetados y vivan con dignidad, en la que el débil y el pobre sean privilegiados para que tengan bie­nestar.

La voluntad de Dios o el Reino de Dios es que todos los hombres reciban la salvación; unos La salvación de las enfermedades y dolencias del cuerpo, y otras salvaciones de las enfermedades y males de la mente y del corazón; así habrá fraternidad y la sociedad será justa y pacífica.
LA DINÁMICA DEL REINO DE DIOS

  1. EL FERMENTO Y LA MASA
El fermento o levadura se va infiltrando en la masa de harina y la va transformando, la va cambiando, la hace subir y la dispone para hacer el pan.

La levadura es Jesús, es su persona, su ma­nera de ser, de pensar y de actuar; la leva­dura es la paz, el amor, la justicia que hay en Jesús; la levadura es la luz y la vida de Jesús. La levadura es el Reino de Dios.

La masa y la harina somos los hombres, la mente, el corazón y el cuerpo de los hom­bres; la masa es la familia, los grupos, la sociedad que deben ser fermentados.

¿Qué ocurre cuando el fermento se une a la masa? ¿Qué ocurre cuando la luz se proyecta sobre la sombra?

2.    LA DINAMICA DEL REINO

La dinámica del fermento es la fermentación; y la dinámica de la luz es la iluminación. La dinámica del Reino comienza con el nacimiento de Jesús que es el momento en que el fermento llega a la masa.

Después, la dinámica del Reino se va reali­zando con la vida de Jesús: con la predica­ción de Jesús que va iluminando la mente y el corazón de la gente; la dinámica del Reino se va haciendo con las obras de Je­sús, con las curaciones que van llenando de salud el cuerpo y la mente de los ciegos, de los leprosos, de los paralíticos, de los hambrientos, etc. Jesús había dicho: “he venido a traer fuego a la tierra, y ¿que quiero sino que arda?”.

Así como el fuego se extiende y lo va trans­formando todo así debe extenderse el Rei­no de Dios.

3.    LA DINAMICA DEL REINO HOY

Después de la muerte de Jesús, el fermento quedó en manos de los discípulos que recibieron el Espíri­tu del Señor resucitado. El fermento es el evangelio.

Los discípulos fermentados, continuaron la obra y llevaron la luz de Cristo a mucha gente y formaron comunidades cristianas; cristianas significa fermentas en y por Cristo.

Hoy la Iglesia, comunidad cristiana, está al servicio del Reino. Por la predicación, por la obra y por el testimonio de la Iglesia, el Reino sigue penetrando la mente, el cuer­po y el corazón de los hombres; sigue en­trando y transformando a las familias, y se va haciendo presente en la sociedad.

4.    LA DINAMICA DEL REINO EXIGE LA CONVERSION

Convertirse es cambiar; cambiar de sentido, de manera de pensar y de sentir. Cuando el evangelio habla de convertirse quiere decir que quien esté de espaldas a Jesús se coloque de cara a él, en dirección a él, y reciba su palabra, y la guarde. Así
Comenzará a pensar, a sentir, a vivir como Jesús, así se hará cristiano y el Reino de Dios se estará realizando en él.


EL AMIGO DE LOS POBRES

1.    JESUS VIVÍA CON LOS POBRES

Jesús nació en una pesebrera y era hijo de un carpintero; así Jesús era pobre y vivía con los pobres. Pero además de eso, Jesús era buscado por los más pobres entre los pobres que eran aban­donados y despreciados, incluso por el mismo pueblo.

Y Jesús lo acogió cariñosamente, habló con ellos, los sanó; les dijo que son ellos los preferidos y amados de Dios, que ellos son los invitados al banquete del Reino; y, de hecho, a ellos les llegó la salvación de ma­nera preferencial.

Con su actitud positiva hacia ellos, Jesús les enseñó que la situación de miseria y de abandono en que viven no es querida por Dios sino que es causada por la injusticia de los hombres. Jesús les mostró el rostro amable y misericordioso de Dios hacia ellos.

Ya la Virgen había dicho en su canto que “Dios colma de bienes a los hambrientos y a los ricos los despide vacíos”. Lucas 2, 53.

2.    LA ACTITUD DEL CRISTIANO HACIA LA RIQUEZA
La actitud de Jesús, hacia los pobres tiene además una enseñanza pro­funda. Con obras y con palabras Jesús señaló a la vida de pobreza como el único camino para recibir el reino y encon­trar la felicidad.

Quien quiera seguir a Jesús debe entregar sus bienes a los pobres para hacerse pobre; así no tiene la preocupación de la riqueza y pone su confianza en Dios. Recuerdas al joven rico que no pudo seguir a Jesús por­que tenía muchas riquezas y debía cui­darlas.

Estas son algunas enseñanzas de Jesús so­bre la riqueza:

“No amontonen riquezas en la tierra acumulen tesoros en el cielo”. Mateo 6, 19-20.

“Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o apre­ciará al primero y despreciará al segundo. Es imposible servir a Dios y a la riqueza”. Mateo 6, 24.

“Yo les aseguro que es difícil que un rico entre en el Reino de los cielos. Es más fá­cil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de los cielos”. Mateo 19, 23-24.

El verdadero cristiano sabe que la riqueza no puede darle la salvación de su vida; por esta razón su verdadero afán no está en acumular riqueza, sino en recibir la salva­ción que ofrece Jesucristo.



TEMÁTICA PRIMER PERIODO
  • La Santa Misa: partes y respuestas
  • Nuestra situación moral
  • Ser persona moral
  • Mi opción moral
  • La ley de la libertad?
NIVEL DE DESEMPEÑO
Identifica su situación moral y el valor de la persona humana como hijo de Dios y conoce como el pecado rompe la vida moral



LA SANTA MISA

PARTES:

RITOS INICIALES

A El canto que acompaña la procesión de entrada
A El saludo al altar y a la asamblea
A El rito penitencial
A Las preces iniciales: Kyrie, gloria(aclamaciones laudatoricas)
A Oración presidencial

FINALIDAD
Constituir la asamblea, congregarla, a fin de que puedan recibir la Palabra en espíritu de oración y disponibilidad para la conversión, condición para llegar al rito sacramental. La unidad de los hermanos en asamblea deberá ir creciendo a lo largo de la celebración, hasta culminar en la comunidad de todos en el Cuerpo y la Sangre del Señor. Entonces se edificará la Iglesia, finalidad de la Eucaristía. La asamblea así constituida, es el signo fundamental de la presencia de Cristo.

CANTO DE ENTRADA: Es la primera expresión de la fe, la unidad, el sentido de la celebración y la alegría de hermanos que se reúnen, sé re-encuentran entre ellos y con su Padre Dios. La liturgia es celebrada por un pueblo. Cada uno de los integrantes tiene una función propia. Pertenece al pueblo manifestar en este momento su fe y su alegría.
SALUDO AL ALTAR Y AL PUEBLO: Después de venerar el altar, por una inclinación, un beso, y/o incensación, el sacerdote se dirige a la comunidad desde la sede, pues en nombre del Señor, va a presidir la asamblea celebrante.
Hecha la señal de la cruz, saluda a la asamblea con una de las fórmulas paulinas. Con este saludo despierta en el pueblo el sentido eclesial de la reunión.
ACTO PENITENCIAL: el rito y su significación.

El misal propone cuatro fórmulas:

1.La confesión general de los pecados (Yo confieso)

2.El responso dialogado: Señor, ten misericordia de...

3.Las preces litánicas: Señor ten piedad – invocaciones precedentes

4.La aspersión con el agua bendita.

Al iniciar la celebración, la Iglesia se dispone celebrando la penitencia. Responde así la invitación del Señor: Conviértanse y crean en el evangelio Mt 1,15. También es necesario reconciliarse con los hermanos ante de presentar la ofrenda al altar.
-Sentido personal y comunitario de la penitencia.
ACLAMACIONES LAUDATORIAS
A Kirie eleison: es una antigua fórmula en que se proclama que el Hijo conoce nuestra condición humana (eleison), pero que venció el pecado del mundo y por la resurrección adquirió el nuevo nombre de< Señor>.
A El Gloria es un himno antiquísimo (S. II) con el cual la Iglesia reunida en el Espíritu Santo, alaba al Padre y súplica al Hijo, Cordero y Mediador. Es una hermosa doxología o alabanza a Dios.

ORACIÓN COLECTA:
SENTIDO: Es una oración presidencial que recoge, sintetiza, reúne los sentimientos de la asamblea. Su función es dar el sentido de la celebración del día. Es una oración que se hace en nombre y a intención de toda la Iglesia.

LITURGIA DE LA PALABRA

IMPORTANCIA
La palabra proclamada, no sólo instruye al pueblo y revela el misterio de la salvación que se realiza a través de la historia, sino que hace al señor realmente presente en medio de su pueblo (SC 7 y 33)
Ante esta manifestación de Dios, el pueblo creyente responde al señor con cantos y oraciones (SC 33) y habla a Dios con las mismas oraciones, palabras y sentimientos que La ha inspirado.

De este modo la liturgia de la palabra por su naturaleza y por su estructura ritual es un diálogo o conversación entre Dios que habla y su pueblo que escucha y responde y acepta su manifestación.

EL PUEBLO RESPONDE.

IMPORTANCIA: Parte integrante de la liturgia de la palabra, el salmo responsorial pertenece al pueblo que formula su respuesta a la Palabra inspirada por Dios. Texto bíblico y salmo se iluminan mutuamente. El salmo nos impregna del verdadero espíritu de oración.

LA HOMILÍA

FINALIDAD:

La homilía no es un sermón, ni una catequesis, ni una plática moralizada, sino, como lo enseña su etimología, una conversación familiar cuya finalidad es explicar (aplicar) el mensaje de Dios a un pueblo creyente concreto e introducir a este pueblo en la celebración(actualización) de este misterio de salvación que he anunciado.- Como elemento constitutivo de la liturgia de la palabra, tiene un carácter mistérico y sacramental que lo une íntimamenteal ministerio presidencial del sacerdote, signo y sacramento de Cristo-cabeza.


PROFESIÓN DE FE:

SENTIDO: El credo, profesión de la fe de la Iglesia, es una respuesta a la Palabra de Dios. Tiene un valor de “tradición”que expresa la unidad de la Iglesia en la misma fe.

Por lo tanto, en los domingos y solemnidades en que está prescrito, debemos utilizar una de las fórmulas propuestas por el misal, en la conciencia de que es la fe proclamada por la Iglesia en todo el mundo,

ORACIÓN UNIVERSAL

SENTIDO: La comunidad cristiana reunida en asamblea sagrada ejerciendo de modo relevante su sacerdocio bautismal, pide a Dios que la salvación que se acaba de proclamar se haga una realidad en la Iglesia, en el mundo, en los que sufren y en esa misma asamblea. Esta pieza litúrgica pretende hacer realidad el plan salvífico universal de Dios: salvar a todo hombre y a todos los hombres. En cierto modo, se rompen los límites de la comunidad celebrante para dar a la salvación que celebramos la dimensión universal que Dios le da.

LA LITURGIA EUCARÍSTICA

INTRODUCCIÓN

Las dos partes de la Misa, liturgia de la Palabra y liturgia eucarística, constituyen un solo acto de culto. <A decir verdad, no son dos mesas> separadas: la una conduce a la otra, como la revelación del Cap. 6 de S. Juan sube el pan de la palabra al pan de la eucaristía... > En la liturgia de la palabra previa a la eucaristía, la Palabra toma todo sentido; es vivida en plenitud por el contacto normal con la eucaristía.

El relato bíblico de la Cena del Señor es muy breve y conciso: <Jesús tomó el pan, pronunció la bendición y lo partió para distribuirlo>. La tradición de la Iglesia, al querer cumplir el mandamiento del Señor de repetir esa Cena Pascual, concretó tres gestos del Señor en otros tantos ritos. Y así, al celebrar la Eucaristía:

A Preparamos y presentamos las ofrendas (tomó pan y vino)

A Proclamamos la oración eucarística (dijo la bendición)

A Celebramos la comunión (partió el pan ypasó la copa)

LA GRAN ORACIÓN EUCARÍSTICA

  1. EL PREFACIO Y EL SANTO
SENTIDO: Bendición entusiasta a Dios por todas las maravillas y particularmente por la salvación, el prefacio (o sea la proclamación) es un elemento fundamental de la gran oración eucarística. Expresa la alabanza y la acción de gracias a Dios por la obra de salvación que hace eminentemente presente en la acción eucarística, destacando algún aspecto particular según el día, la fiesta o el tiempo litúrgico.
El Santo que sigue al prefacio es la mayor aclamación de la Misa; es por eso que debe ser el primer canto por orden de importancia.
2. LAS PLEGARIAS EUCARÍSTICAS

SENTIDO: La plegaria eucarística, culmen de toda la celebración es la plegaria de acción de gracias y de santificación por lo mismo, se tiende a que toda la asamblea de los fieles se unan a Cristo en la proclamación de las maravillas de Dios y en la oblación del sacrificio. Esta plegaria la recita el ministro sacerdote, quien interpreta la voz de Dios que se dirige al pueblo y la voz del pueblo que eleva su oración, su espíritu a Dios. Sólo debe escucharse la voz del sacerdote mientras la asamblea reunida guarda un religioso silencio.

RITO DE LA COMUNIÓN
SENTIDO

Es importante que, por medio de la catequesis y de la misma celebración, se lleve a los fieles a percibir la unidad de los ritos que preceden y acompañan la recepción sacramental del Cuerpo y Sangre de Cristo. Este conjunto de ritos que, a primera vista, aparecen como un mosaico de piezas sueltas, pone de manifiesto el aspecto de Cena Pascual.

Es cierto que él< sacrificio, como pascua de Cristo, es ofrecido por todos, pero no produce sus efectos sino en aquellos que se unen a la pascua de Cristo por la fe y por la caridad>.

Tres signos mutuamente relacionados, encaminan hacia el signo-cumbre de la comunión: el Pater, la paz y la fracción del pan y de la copa:

A Signo de la oración o signo de filiación del Señor

A Signo de la paz o signo de fraternidad

A Signo de la fracción o signo de amor-caridad

A Signo de la comunión o signo de incorporación a Cristo y a la Iglesia

SIGNO DE LA ORACIÓN DEL SEÑOR.
El Padre Nuestro, con su embolismo (ampliación última petición) sintetiza en cierto modo y expresa sentimientos semejantes a los de la plegaria eucarística. Podríamos decir es la plegaria eucarística de la asamblea.

Los gestos que se realizan al rezar el Padre Nuestro es ocasional. El tomarse de las manos expresa más bien unidad, lo cual tiene lugar más adecuado n el rito de la paz. Es auténtica aclamación: Tuyo es el Reino...
SIGNO DE LA PAZ.

La paz que se pide a Cristo, Señor de la paz, y que se desea entre hermanos, tiene un contenido profundamente humano y evangélico. <Ve a reconciliarte con tu hermano> MT 4,23. Este gesto de la paz debe llevar consigo un compromiso de trabajar por la paz y la unidad, y no sólo en el momento y ámbito de la celebración: <dar> la paz, no sólo manifestarla.

SIGNO DE LA FRACCIÓN DEL PAN
El rito reproduce la acción de Cristo en la última Cena pero con el contenido doctrinal profundo queformula San Pablo: Cristo es el único pan partido; los que comemos de un mismo pan transformado en un solo cuerpo (I cor 10,17). El gesto viene de los tiempos apostólicos; incluso le dio el nombre a toda acción eucarística.
SIGNO DE LA COMUNIÓN.
Después de las preparaciones y su insistencia en el Cuerpo de hermanos que formamos en Jesucristo, resuena esta espléndida afirmación-invitación inspirada en el Apocalipsis Dichosos los invitados a la boda del Cordero(Ap 19,9). Proclama que participamos en la cena escatológica, que la comunión sacramental es participación en el Reino ya presente, de la comunión con Dios. La comunión nos une a toda la Iglesia de todos los lugares y de todos los tiempos, realiza la <comunión de los santos>. <Nos compenetramos con Cristo y entre nosotros mismos> (LG), realizando el designio de Dios que es <reunir el universo entero bajo una sola Cabeza, Cristo> Ef 1,10
La comunión se entrega: es un don del Señor que se ofrece a los fieles por medio del ministro autorizado para ello. Como signo la comunión expresa también la Alianza que se ratifica comiendo el Cuerpo de Cristo (y bebiendo su Sangre). La Alianza es con la Iglesia y con cada uno de los cristianos. Esto exige la presencia de un miembro de Cristo, frente al cual se responde él AMEN de la Alianza.

RITO FINAL

AVISOS
Los avisos queson importantes para edificar la vida de la comunidad la cual esta centrada en la Eucaristía, pueden hacerse después de la oración Postcomunión, nunca después de la homilía o durante elsilencio sagrado. Los da el sacerdote mismo o preferentemente otro ministro, diacono o lector, evitando alargarse demasiado.
SALUDO Y BENDICIÓN
El misal ofrece una variedad de bendiciones solemnes según los tiempos litúrgicos y las fiestas. Cuando se da la bendición la asamblea responde a la triple bendición AMEN.
También existen las oraciones sobre el pueblo, las cuales enriquece el sentido de la bendición, y llaman habitualmente al compromiso de salir y llevar la liturgia a la vida diaria.

DESPEDIDA

Es preciso que la eucaristía tenga conexión con la vida, que salgan los participantes a la calle con un compromiso, con una esperanza, con la sensación de haber crecido en la fraternidad y la decisión de dar testimonio en medio del mundo. La formula< pueden irse en paz de Cristo>, una misión. Antes de retirarse el sacerdote venera el altar, besándolo.

CANTO FINAL

Es la manifestación de la alegría de los fieles y su compromiso de vivir como cristianos eucarísticos.
COLEGIO SAN FRANCISCO
DEPARTAMENTO DE PASTORAL
LIC. ROBERTO CARLOS GAMBIN J.
RESPUESTAS DE LOS FIELES EN LA SANTA MISA
Ritos iniciales
1.-En el nombre del Padre... AMÉN
2.-La gracia... Y CON TU ESPÍRITU
Acto penitencial
3.-Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego ante Santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
4.-Dios todopoderoso... a la vida eterna. AMÉN
5.-Señor, ten piedad. SEÑOR TEN PIEDAD
Cristo ten piedad. CRISTO, TEN PIEDAD
Señor, ten piedad. SEÑOR TEN PIEDAD
6.-Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.
7.-Oremos. Al final de la oración: AMÉN
Liturgia de la palabra
8.-Primera lectura y segunda lectura. Al final de cada lectura, el lector dice: Palabra de Dios. Todos aclaman: TE ALABAMOS SEÑOR.
9.-Evangelio. El señor esté con vosotros. Y CON TU ESPÍRITU. Lectura del Santo Evangelio según san N. GLORIA A TÍ, SEÑOR. Acabado el evangelio se dice: Palabra del Señor. Todos aclaman: GLORIA A TÍ, SEÑOR JESÚS. (Homilía)
10.-Profesión de fe.
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de Vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo reciben una misma adoración y gloria. Y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
11.-Liturgia eucarística
Bendito seas Señor... BENDITO SEAS POR SIEMPRE SEÑOR.
12.-Orad hermanos... EL SEÑOR RECIBA DE TUS MANOS ESTE SACRIFICIO PARA ALABANZA Y GLORIA DE SU NOMBRE, PARA NUESTRO BIEN, Y EL DE TODA SU SANTA IGLESIA.




Oración sobre las ofrendas.

Por Jesucristo Nuestro Señor. AMÉN
Plegaria eucarística
13.-El Señor esté con vosotros... Y CON TU ESPÍRITU. Levantemos el corazón... LO TENEMOS LEVANTADO HACIA EL SEÑOR. Demos gracias al Señor, nuestro Dios... ES JUSTO Y NECESARIO.
14.-SANTO, SANTO, SANTO ES EL SEÑOR, DIOS DEL UNIVERSO. LLENOS ESTÁN EL CIELO Y LA TIERRA DE TU GLORIA. HOSANNA EN EL CIELO. BENDITO EL QUE VIENE EN NOMBRE DEL SEÑOR. HOSANNA EN EL CIELO.





Durante la consagración, mientras no se diga lo contrario, los fieles están de rodillas.

15.-ANUNCIAMOS TU MUERTE, PROCLAMAMOS TU RESURRECCIÓN, ¡VEN SEÑOR JESÚS!




Al final de la plegaria eucarística, el sacerdote toma la patena con el pan consagrado y el cáliz y, sosteniéndolos elevados, dice:






Por Cristo, con él y en él, a ti Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.

El pueblo aclama: AMÉN.

Rito de la Comunión
16.-Fieles a la recomendación del Salvador... nos atrevemos a decir: PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN EL CIELO, SANTIFICADO SEA TU NOMBRE; VENGA A NOSOTROS TU REINO; HÁGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO. DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA; PERDONA NUESTRAS OFENSAS, COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN; NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN, Y LÍBRANOS DEL MAL.
17.-Líbranos de todos los males, Señor... TUYO ES EL REINO, TUYO EL PODER Y LA GLORIA, POR SIEMPRE, SEÑOR.
18.-Señor Jesucristo, que dijiste... AMÉN.
19.-La paz del Señor esté con vosotros. Y CON TU ESPÍRITU.
20.-CORDERO DE DIOS, QUE QUITAS EL PECADO DEL MUNDO, TEN PIEDAD DE NOSOTROS. CORDERO DE DIOS, QUE QUITAS EL PECADO DEL MUNDO, TEN PIEDAD DE NOSOTROS. CORDERO DE DIOS, QUE QUITAS EL PECADO DEL MUNDO, DANOS LA PAZ.
21.-SEÑOR, NO SOY DIGNO DE QUE ENTRES EN MI CASA, PERO UNA PALABRA TUYA BASTARÁ PARA SANARME.
22.-El cuerpo de Cristo. AMÉN
23.-Oración después de la comunión.




Por Jesucristo Nuestro Señor. AMÉN.

24.-El Señor esté con vosotros. Y CON TU ESPÍRITU.
25.-La bendición de Dios Todopoderoso Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre vosotros. AMÉN. Podéis ir en paz. DEMOS GRACIAS A DIOS.

RCG 2012

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