COLEGIO SAN FRANCISCO
DIRECCION DE GRUPO
LIC. ROBERTO CARLOS
GAMBIN J.
GRADO: 10oA
1.
Los efectos del amor ágape
1. En
primer lugar el amor ágape transforma a las personas. Nosotros mismos, los
lectores de este artículo somos una evidencia de que el amor de Dios, su amor
ágape nos ha transformado. La Escritura afirma con total rotundidad que
nosotros amamos a Dios debido a que Él nos amó a nosotros primero (1 Juan 4:19)
¿Es una barbaridad afirmar que ha sido la comprensión del amor inmerecido de
Dios hacia nosotros lo que ha provocado que nos volviéramos en arrepentimiento
hacia Él?
Es bien
cierto, estoy totalmente de acuerdo, que no todo el mundo responde al amor de
Dios. Pero también es cierto, que aquel que lo entiende y acepta es
transformado como aquel hijo que regresó a casa, su vida ya nunca más fue
igual.
2. En
segundo lugar el amor ágape acepta a las personas. Aceptar es admitir y acoger.
Por su naturaleza, este tipo de amor no espera a que el otro cambie para
ofrecerle amor, lo da de forma desprendida sin espera nada en absoluto a
cambio. Aquí, sin embargo, radica su poder milagroso, porque cuando uno se
siente aceptado de forma incondicional, tal y como es, entonces se genera la
libertad y la fuerza para llevar a cabo el cambio en el estilo de vivir. Por
qué los contemporáneos de Jesús se acercaban a Él, por qué sus vidas eran
transformadas de forma tan radical. Sin duda porque el amor de Jesús se
plasmaba en una aceptación incondicional
3. En
tercer y último lugar, el amor ágape nos da la capacidad para amar a otros.
Aquel que ha experimentado el amor inmerecido e incondicional de Dios puede
amar a otros. Entiende la afirmación de Jesús de que hemos recibido de pura
gracia y de pura gracia hemos de dar (Mateo 10:8)
I.
CÓMO AMAR A LOS DEMÁS
Ya hemos mencionado
que el amor al prójimo (incluyendo a nuestros enemigos) es el mandamiento más
importante tras el mandamiento de amar a nuestro Dios de forma integral.
También hemos indicado que se nos pide que amemos con amor ágape, es decir,
tomando la iniciativa, no basándonos en nuestros sentimientos, plasmando
nuestro amor en acciones, pagando un precio, incluso costoso si es necesario,
sin tener en cuenta la dignidad o merecimiento de la persona, de una forma
totalmente incondicional y, además, partiendo de nuestra voluntad, de nuestro
decidir amar.
Es preciso afirmar
que el amor ágape es sobrenatural. Quiero indicar con esto que este tipo de
amor no se produce de forma natural en nuestra naturaleza humana. Antes al
contrario, lo que a nosotros nos sale de forma totalmente espontánea y natural
son las características contrarias. Preferimos que otros tomen la iniciativa,
funcionamos en base a lo que sentimos, nos cuesta un montón pagar cualquier
precio o hacer algo que no nos produzca satisfacción y/o gratificación, amamos
de forma condicional y privamos de amor a otros si no los consideramos dignos o
merecedores.
Es cierto, porque
como ya he afirmado el amor ágape es sobrenatural. No olvidemos que ese amor es
producido por el Espíritu Santo. Pablo, en su famoso pasaje de Gálatas, nos ha
indicado que es uno de los aspectos en que se manifiesta el fruto del Espíritu
Santo. El amor ágape es una de las evidencias de que el Santo Espíritu de Dios
está trabajando de forma activa y continuada en nuestra vida cotidiana.
De nuevo usemos a
Pablo como referencia. En Romanos 5:5 el apóstol afirma que "Dios ha
llenado con su amor (su ágape) nuestro corazón por medio del Espíritu Santo que
nos ha dado" ¿Qué significa esto? Son buenas noticias, podemos amar a
otros ya que el amor ágape está a nuestra disposición cuando permitimos que el
Espíritu Santo sea la influencia dominante en nuestras vidas.
La influencia
dominante es la palabra clave. No es la presencia del Espíritu en la vida del
creyente la que produce el fruto. De hecho, hay miles y miles de cristianos que
llevan años y años en el Señor y, sin embargo, en su vida no existe la más
mínima evidencia del fruto del Espíritu tal y como Pablo lo indica en el pasaje
de Gálatas. ¿La razón? El Espíritu vive pero no controla la vida de esas
personas. Esas personas no permiten su guía, dirección y control en la vida
cotidiana. Son ellos, su vieja naturaleza la que continúa controlando y
gobernándolos, como consecuencia, no es el fruto del Santo Espíritu lo que se
evidencia en aquellas vidas, es más bien las obras de la carne tan claramente
mencionadas por Pablo en los versículos anteriores del capítulo 5.
Déjame recapitular
las ideas claves vertidas hasta este momento:
q Se nos
pide que amemos a todos, incluso a nuestros enemigos, mucho más pues, a
nuestros hermanos
q Se nos
pide que los amemos con amor ágapeq Este tipo de amor es sobrenatural, dicho de otro modo, no es el tipo de conducta que de forma natural sale de nuestros corazones
q Este tipo de amor tan sólo lo puede producir el Espíritu Santo
q El Espíritu lo produce cuando permitimos que nuestra vida cotidiana sea guiada y dirigida por Él. Dicho de otro modo, cuando el Defensor es la fuerza dominante en nuestro andar cotidiano.
¿Cómo pues podemos amar a otros con amor ágape?
A. Amar por
fe
Permíteme
compartir contigo algunos pasos prácticos, los cuales están inspirados en el
librito del Doctor B. Bright, Cómo amar por fe. Bright es el fundador y
antiguo presidente de ÁGAPE (Cruzada Estudiantil y Profesional Para Cristo en
América Latina)
1. Paso
primero. Sé lleno del Espíritu Santo (Efesios 5:18) Por fe, permite que Él sea
la influencia dominante en tu vida. Tan sólo en la medida en que el Espíritu
esté guiando y dirigiendo tu vida cotidiana de forma permanente y continuada,
su fruto será evidente en tu vida (Sí quieres profundizar más en el concepto
bíblico de ser lleno del Espíritu te recomiendo mi artículo de la serie
RADIKAL, El líder y el Espíritu Santo)
2. Segundo
paso. Haz una lista de aquellas personas a las que eres consciente que el Señor
te pide que ames, entendiendo que amor no es tener sentimientos bonitos hacia
las mismas, antes bien es buscar su bien, beneficio y bienestar. Empieza la
misma con aquellas personas más cercanas a ti, tal vez personas con las que has
tenido una relación conflictiva durante tiempo, tal vez gente que te ha herido
y tratado mal inmerecidamente de tu parte.
3. Tercer
paso. En obediencia empieza a orar por esa persona. Ora de la siguiente manera:
a. Pide al
Señor que bendiga a esa persona. Ora lo más específico que te sea posible
b. Pide al
Señor que té de oportunidades de hacer bien y ser de bendición para esa persona
c. Presenta
al Señor los sentimientos negativos (puede que naturales, por otra parte) que
tal persona te produce
4. Un
cuarto paso, sería presentar ante el Señor tus sentimientos contradictorios
tantas veces como sea necesario
5. Si el
Señor te lo muestra, dirígete a esa persona, dile que la amas y que el Señor
quiere que restaures su relación con ella. No importa cuál sea su respuesta, tú
actúa en coherencia con lo que tu Dios te pide. Si te resulta demasiado
violente confrontarte con la persona cara a cara, escríbele una carta y
exprésale lo que el Señor está haciendo contigo.
TOMADO DE http://www.google.com.co/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&frm=1&source=web&cd=1&ved=0CCQQFjAA&url=http%3A%2F%2Fwww.paralideres.org%2Ffiles%2Fpic_1089.doc&ei=DqeUT6YLgcboAf7k2LME&usg=AFQjCNE1SbTRl36CB3s8Cbrrza3Tm-9gWg&sig2=K0xW9z1Q6Mb6jBj3uxupTw
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