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Los sacramentos y la santificación de los
cristianos
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María en la vida del cristiano
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Expresa y experimenta en los sacramentos de
la Iglesia una oportunidad para hacer comunidad y construir Iglesia
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LOS SACRAMENTOS DE INICIACIÓN CRISTIANA
EL BAUTISMO
¿Qué es el Bautismo? El Bautismo es el sacramento por el que renacemos a la vida divina, mediante la ablución con agua y la invocación expresa de la Trinidad.
¿Qué efectos produce el bautismo?
Los efectos que produce el bautismo son estos: perdona el pecado original y cualquier otro pecado con las penas debidas por ellos e imprime en el alma el carácter sacramental que nos hace cristianos y miembros de la Iglesia y nos da la gracia santificante que nos hace hijos de Dios.
¿Es el bautismo el primero y el más necesario de los sacramentos?
El Bautismo es el primero de los sacramentos porque antes de estar bautizado no se puede recibir ningún otro sacramento, y es el más necesario porque todos debemos renacer por el bautismo para salvarnos.
¿Cuándo se debe administrar el bautismo a los niños?
Se debe administrar el bautismo a los niños dentro de las primeras semanas siguientes al nacimiento del niño. No obstante, el ordinario del lugar o la Conferencia regional puede, por razones serias de orden pastoral, establecer un intervalo de tiempo más largo.
LA CONFIRMACIÓN
¿Qué es la Confirmación? La Confirmación es elSacramento que nos llena del Espíritu Santo mediante dones y nos hace perfectos cristianos, apóstoles de Jesucristo.
¿Cómo se debe recibir la Confirmación? La Confirmaciónse se debe recibir en estado de gracia y conociendo las principales verdades cristianas.
¿Cómo se confiere el sacramento de la Confirmación? El sacramento de la Confirmación, se confiere por la unción del crisma en la frente, que se hace con la imposición de la mano, y por las palabras: "N.. recibe por esta señal el Don del Espíritu Santo".
LA EUCARISTÍA
1.- ¿Cuántas cosas hay que considerar en la Eucaristía? En la Eucaristía hay que considerar tres cosas:
La primera, que en la Eucaristía está real y verdaderamente presente Jesucristo.
La segunda, que en la Eucaristía, Jesucristo se ofrece por nosotros.
La tercera, que en la Eucaristía recibimos a Jesucristo cuando tomamos la sagrada Comunión.
2.- ¿Cuándo instituyó Jesucristo la Eucaristía? Jesucristo instituyó la Eucaristía el día de Jueves Santo, en la última Cena.
3.- ¿Cuándo empieza Jesucristo a estar en la Eucaristía? Jesucristo empieza a estar en la Eucaristia en el momento de la consagración.
4.- ¿Qué es la Hostia antes de la consagración? La Hostia antes de la consagración es pan de trigo.
5.- ¿Qué es la Hostia después de la consagración? La Hostia después de la consagración es el Cuerpo de Jesucristo.
6.- ¿Qué hay en el cáliz antes de la consagración? En el cáliz antes de la consagración hay vino con unas gotas de agua.
7.- ¿Qué hay en el cáliz después de la consagracióh? En el cáliz después de la consagración está la Sangre de Jesucristo.
8.- ¿Qué queda del pan y del vino después de la consagración? Después de la Consagración no queda pan y vino, sino sólo las especies o accidentes del pan y del vino, o sea, lo que perciben los sentidos, como la figura, el color, el sabor, etc.
9.- ¿Cómo está Jesucristo en la Eucaristía? Jesucristo está en la Eucaristía todo entero en todas y cada una de las partes de las sagradas especies.
10.- ¿Cuáles son nuestros deberes para con Jesús Sacramentado? Nuestros deberes para con Jesús Sacramentado son: Visitarle con frecuencia cuando está oculto en el Sagrario o expuesto en la Custodia, asistir a la Santa Misa y recibirle en la Comunión.
11.- ¿Para qué recibimos a Jesucristo en la Sagrada Comunión? Recibimos a Jesucristo en la Sagrada Comunión para que sea alimento de nuestras almas, nos aumente la gracia y nos dé la vida eterna.
2.- ¿Cuántas cosas son necesarias para recibir la Sagrada Comunión? Para recibir bien la Sagrada Comunión son necesarias tres cosas: estar en gracia de Dios, guardar el ayuno eucarístico y saber a quien recibimos.
13.- ¿Quién está en gracia de Dios? Está en gracia de Dios el que está limpio de pecado mortal.
14.- ¿Qué debe hacer para comulgar bien el que está en pecado mortal? El que cometió pecado mortal debe confesarse antes de comulgar, y por mandato de la Iglesia no basta hacer el acto de contrición, a no ser en caso de necesidad urgente si no tiene confesor.
15.- ¿Cuáles son los frutos de la Sagrada Comunión? Los frutos de la Sagrada Comunión son: aumenta la gracia santificante y las virtudes; nos une más a Jesucristo, es vínculo de caridad entre los cristianos, nos da fuerza para vencerlas pasiones y es prenda de la gloria eterna.
LA PENITENCIA
El sacramento de la Penitencia o Confesión es uno de los mayores regalos que la misericordia de Cristo nos ha dejado para que vivamos Vida sobrenatural.
Para confesarse bien se necesita:
1 Examen de conciencia.
2 Dolerse de los pecados cometidos.
3 Propósito de enmendarse de ellos.
4 Confesar al sacerdote todos los pecados mortales.
5 Cumplir la penitencia que nos fuere impuesta.
EXAMEN SOBRE LOS MANDAMIENTOS
1.- ¿He dudado o negado las verdades de la fe católica?
2.- ¿He comulgado alguna vez sin las debidas disposiciones?
3.- ¿He faltado a Misa los domingos o días festivos por culpa mía?
4.- ¿He cumplido los días de ayuno y abstinencia?
5.- ¿He callado en la confesión algún pecado mortal?
6.- ¿Manifiesto respeto y cariño a mis padres y familiares?
7.- ¿Atiendo bien mi hogar y me preocupo de mi esposa y de mis hijos?
8.- ¿He dado mal ejemplo a las personas que me rodean?
9.- ¿Corrijo con cólera o injustamente a mis hijos o a otras personas?
10.- ¿Riño frecuentemente con las personas de mi familia?
11.- ¿Procuro ayudar a las personas de mi familia, amigos y compañeros? ¿Soy alegre con ellos?
12.- ¿He hecho daño a otros de palabra o de obra?
13.- ¿Tengo odio o rencor a alguien?
14 - ¿Me he embriagado alguna vez?
15.- ¿He aceptado pensamientos o miradas impuras?
16.- ¿He realizado actos impuros? ¿Solo, o con otra persona?
17.- ¿Me he puesto voluntariamente en peligro de pecar, por ejemplo, con fotografías, películas o novelas inmorales?
18.- ¿He cooperado al mal ajeno?
19.- ¿He tomado dinero o cosas que no son mías?
20.- ¿He devuelto las cosas prestadas?
21.- ¿He engañado a otros cobrando más de lo debido?
22.- ¿Doy limosna según mis posibilidades?
23.- ¿He malgastado el dinero?
24.- ¿He dicho mentiras que perjudicaron a otros?
25.- ¿He hablado mal de otros? ¿He pensado mal de otros?
26.- ¿He tenido envidia?
27.- ¿He sido orgulloso?
28.- ¿Realizo bien y puntualmente mis trabajos? ¿Los ofrezco a Dios cada día?
29.- ¿He dejado de dar la ayuda conveniente a la Iglesia?
30.- ¿Me acuerdo de Dios por la mañana y por la noche?
MODO DE CONFESARTE
1. Ave María Purísima. El sacerdote te responderá, Sin pecado.....
2. Hace (una semana, mes, días, etc.) que no me he confesado.
3. Los pecados que tengo son estos:....
4. Antes de que el sacerdote termine la absolución, haz algún acto de contricción (ej: Jesús, Hijo de Dios, ten misericordia de mí, que soy pecador).
5.Al final de la absolución se responde: Amen
Tomado de http://webcatolicodejavier.org/sacramentos.html
MARIA EN LA VIDA DEL CRISTIANO
María, modelo de vida cristiana
Fr. Valerio Maccagnan,
O.S.M.
En los ambientes culturales
surgen frecuentemente personas con propuestas y teorías sobre el hombre, la
historia y el mundo. En la sociedad de hoy la gente es muy sensible a mensajes
que promuevan la paz, el servicio, la solidaridad, la generosidad. Los medios de
comunicación alcanzan cada día un mayor protagonismo en la relación entre
personas y los pueblos. Son autopistas por donde se abre paso la información.
Pero no son una garantía de una verdadera comunicación. No es lo mismo informar
que comunicar. Para que haya comunicación se necesita apertura y confianza en el
otro. Pero siempre estamos a nivel humano. Para pasar a un nivel cristiano
necesitamos situarnos en la fe, descubrir a Jesús en nuestro prójimo, estar
dispuestos en dar la vida por Él. No es nada fácil.
Jesús en medio es la clave para resolver todos nuestros conflictos y cristalizar todas nuestras esperanzas. «Donde están dos o más unidos en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos» (Mt 18, 20). María no sólo nos da mensajes, ella nos da a Jesús. Pero ¿cómo imitar a María en este sentido? La respuesta la tenemos en el mismo Evangelio, que nos lleva a una relación de fe, espiritual. Predicando a sus discípulos, Jesús dice: «Estos son mi madre y mis hermanos. Quien cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre» (Mc 3, 34-35). Cumpliendo la voluntad de Dios con fidelidad y transparencia podemos generar espiritualmente a Jesús en el corazón del mundo.
Precisamente porque cumplió con fidelidad y entrega total la voluntad de Dios (Lc 1, 38); porque acogió la Palabra de Dios y la puso en práctica; porque su acción estuvo animada por la caridad y por el espíritu de servicio: es decir, porque fue la primera y más perfecta discípula de Cristo, Mujer nueva y perfecta cristiana, lo cual tiene un valor universal y permanente (Paulo VI, Marialis Cultus, -MC- nn. 35-36). Al «sí» gozoso de la Anunciación corresponde el «sí» doloroso de la Cruz. María al pie de la Cruz se asocia a Cristo en la obra de redención con fe y diaconía. Ella fecunda la Iglesia con sus lágrimas y nos genera a la vida de la gracia con su amor materno. Como primera creyente actúa en nosotros y nos hace avanzar en el camino de la fe y el testimonio evangélico (Redemptoris Mater -RMat- n. 46). La vocación de María es la vocación de la Iglesia.
Ella nos conduce hasta la meta del Reino
Imitándola con fidelidad, coherencia y constancia encontraremos el sentido de nuestra vida, de nuestro ideal y de nuestro destino. La humilde Sierva del Señor es testigo de las maravillas de Dios, del Misterio de la Encarnación, del Misterio Pascual, de su ofrenda amorosa al Padre. María es como un espejo puro, terso, donde se reflejan las maravillas de Dios. Mirando a María como modelo de vida cristiana, la Iglesia día a día se va purificando y convirtiendo hasta ser como Ella: pura, inmaculada, santa, gloriosa, hasta el retorno del Señor. «Pues María, que por su íntima participación en la historia de la salvación reune en sí y refleja en cierto modo las supremas verdades de la fe, cuando es anunciada y venerada, atrae a los creyentes a su Hijo, a su Sacrificio y al amor del Padre» (Lumen Gentium -LG- n. 65). Este testimonio preeminente del amor de Dios en María se convierte para el cristiano en camino. Es la senda de la peregrinación de fe que se abre con la historia de salvación.
María como Madre nos toma de las manos, camina con nosotros, nos conduce por los caminos del Evangelio, sendas de justicia y santidad hasta llegar a la meta del Reino (cfr. LG n. 62). La Virgen orante en el Magnificat con espíritu profético y liberador, proclama las maravillas del Señor: exultación, fe y esperanza de María y de la Iglesia. Virgen orante en Caná, donde consigue el primer milagro de Jesús, Ella con este gesto nos enseña a salir al encuentro de todos los necesitados, de todos los que sufren. María persevera en oración junto a la primera comunidad cristiana aguardando la venida del Espíritu y dio a la Iglesia el testimonio más vivo y elocuente de cómo el creyente ha de esperar el retorno del Señor (Hech 1, 14). Cómo a través del Espíritu y de María, Cristo nace en Belén, así, a través del Espíritu y de María, la Iglesia nace en Pentecostés. La Virgen es modelo de amor cristiano, amor universal y eterno: Ella asociada íntimamente al Misterio de Cristo no cesa de engendrar nuevos hijos juntamente con la Iglesia, a los que estimula con amor y atrae con su ejemplo para conducirlos a la caridad perfecta.
María es garantía de la grandeza femenina
Ella es modelo de vida evangélica, de ella nosotros aprendemos: con su inspiración nos enseña a amar a Dios sobre todas las cosas, con su actitud nos invita a contemplar y vivir la Palabra de Dios (Lc 2, 19.51), con su corazón nos mueve a servir a los hermanos. El amor materno de la Virgen se hace explícito, concreto, familiar en la Cruz, al acogernos en la persona de Juan. Cristo nos entrega a su Madre. María nos acoge como hijos. Entrega y acogida muestran las dimensiones del amor de su maternidad espiritual y se convierten en ejemplo para los cristianos (RMat n. 45). Inspirándonos en la Virgen debemos estar a los pies de las infinitas cruces donde el Hijo del hombre sigue crucificado, para llevar allí consuelo y redención. En María, la mujer puede descubrir el modelo para vivir su feminidad. «María es garantía de la grandeza femenina... con esa vocación de ser alma, entrega que espiritualice la carne y encarne el espíritu (Puebla n. 299). La vida cristiana en su dimensión Mariana alcanza un relieve especial en todas aquellas personas que imitando la vida de María, hacen de su existencia una entrega generosa a la voluntad de Dios y al servicio de los demás. «La múltiple misión de María hacia el pueblo de Dios es una realidad sobrenatural operante y fecunda en el organismo eclesial: reproducir en los hijos los rasgos espirituales del Hijo primogénito» (MC n. 57).
Prácticamente la intercesión de la Virgen, su santidad ejemplar y la gracia divina van tejiendo en nuestra vida el modelo cristiano. Esto es maravilloso y consolador, pero nuestra respuesta debe ser dócil, auténtica, generosa, responsable. «La santidad ejemplar de la Virgen mueve a los fieles a levantar los ojos a María, la cual brilla como modelo de virtud ante toda la comunidad de los elegidos: virtudes sólidas y evangélicas. La piedad hacia la Madre del Señor se convierte para el fiel en ocasión de crecimiento en la gracia divina: finalidad última de toda acción pastoral» (MC n. 57).
Jesús en medio es la clave para resolver todos nuestros conflictos y cristalizar todas nuestras esperanzas. «Donde están dos o más unidos en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos» (Mt 18, 20). María no sólo nos da mensajes, ella nos da a Jesús. Pero ¿cómo imitar a María en este sentido? La respuesta la tenemos en el mismo Evangelio, que nos lleva a una relación de fe, espiritual. Predicando a sus discípulos, Jesús dice: «Estos son mi madre y mis hermanos. Quien cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre» (Mc 3, 34-35). Cumpliendo la voluntad de Dios con fidelidad y transparencia podemos generar espiritualmente a Jesús en el corazón del mundo.
Precisamente porque cumplió con fidelidad y entrega total la voluntad de Dios (Lc 1, 38); porque acogió la Palabra de Dios y la puso en práctica; porque su acción estuvo animada por la caridad y por el espíritu de servicio: es decir, porque fue la primera y más perfecta discípula de Cristo, Mujer nueva y perfecta cristiana, lo cual tiene un valor universal y permanente (Paulo VI, Marialis Cultus, -MC- nn. 35-36). Al «sí» gozoso de la Anunciación corresponde el «sí» doloroso de la Cruz. María al pie de la Cruz se asocia a Cristo en la obra de redención con fe y diaconía. Ella fecunda la Iglesia con sus lágrimas y nos genera a la vida de la gracia con su amor materno. Como primera creyente actúa en nosotros y nos hace avanzar en el camino de la fe y el testimonio evangélico (Redemptoris Mater -RMat- n. 46). La vocación de María es la vocación de la Iglesia.
Ella nos conduce hasta la meta del Reino
Imitándola con fidelidad, coherencia y constancia encontraremos el sentido de nuestra vida, de nuestro ideal y de nuestro destino. La humilde Sierva del Señor es testigo de las maravillas de Dios, del Misterio de la Encarnación, del Misterio Pascual, de su ofrenda amorosa al Padre. María es como un espejo puro, terso, donde se reflejan las maravillas de Dios. Mirando a María como modelo de vida cristiana, la Iglesia día a día se va purificando y convirtiendo hasta ser como Ella: pura, inmaculada, santa, gloriosa, hasta el retorno del Señor. «Pues María, que por su íntima participación en la historia de la salvación reune en sí y refleja en cierto modo las supremas verdades de la fe, cuando es anunciada y venerada, atrae a los creyentes a su Hijo, a su Sacrificio y al amor del Padre» (Lumen Gentium -LG- n. 65). Este testimonio preeminente del amor de Dios en María se convierte para el cristiano en camino. Es la senda de la peregrinación de fe que se abre con la historia de salvación.
María como Madre nos toma de las manos, camina con nosotros, nos conduce por los caminos del Evangelio, sendas de justicia y santidad hasta llegar a la meta del Reino (cfr. LG n. 62). La Virgen orante en el Magnificat con espíritu profético y liberador, proclama las maravillas del Señor: exultación, fe y esperanza de María y de la Iglesia. Virgen orante en Caná, donde consigue el primer milagro de Jesús, Ella con este gesto nos enseña a salir al encuentro de todos los necesitados, de todos los que sufren. María persevera en oración junto a la primera comunidad cristiana aguardando la venida del Espíritu y dio a la Iglesia el testimonio más vivo y elocuente de cómo el creyente ha de esperar el retorno del Señor (Hech 1, 14). Cómo a través del Espíritu y de María, Cristo nace en Belén, así, a través del Espíritu y de María, la Iglesia nace en Pentecostés. La Virgen es modelo de amor cristiano, amor universal y eterno: Ella asociada íntimamente al Misterio de Cristo no cesa de engendrar nuevos hijos juntamente con la Iglesia, a los que estimula con amor y atrae con su ejemplo para conducirlos a la caridad perfecta.
María es garantía de la grandeza femenina
Ella es modelo de vida evangélica, de ella nosotros aprendemos: con su inspiración nos enseña a amar a Dios sobre todas las cosas, con su actitud nos invita a contemplar y vivir la Palabra de Dios (Lc 2, 19.51), con su corazón nos mueve a servir a los hermanos. El amor materno de la Virgen se hace explícito, concreto, familiar en la Cruz, al acogernos en la persona de Juan. Cristo nos entrega a su Madre. María nos acoge como hijos. Entrega y acogida muestran las dimensiones del amor de su maternidad espiritual y se convierten en ejemplo para los cristianos (RMat n. 45). Inspirándonos en la Virgen debemos estar a los pies de las infinitas cruces donde el Hijo del hombre sigue crucificado, para llevar allí consuelo y redención. En María, la mujer puede descubrir el modelo para vivir su feminidad. «María es garantía de la grandeza femenina... con esa vocación de ser alma, entrega que espiritualice la carne y encarne el espíritu (Puebla n. 299). La vida cristiana en su dimensión Mariana alcanza un relieve especial en todas aquellas personas que imitando la vida de María, hacen de su existencia una entrega generosa a la voluntad de Dios y al servicio de los demás. «La múltiple misión de María hacia el pueblo de Dios es una realidad sobrenatural operante y fecunda en el organismo eclesial: reproducir en los hijos los rasgos espirituales del Hijo primogénito» (MC n. 57).
Prácticamente la intercesión de la Virgen, su santidad ejemplar y la gracia divina van tejiendo en nuestra vida el modelo cristiano. Esto es maravilloso y consolador, pero nuestra respuesta debe ser dócil, auténtica, generosa, responsable. «La santidad ejemplar de la Virgen mueve a los fieles a levantar los ojos a María, la cual brilla como modelo de virtud ante toda la comunidad de los elegidos: virtudes sólidas y evangélicas. La piedad hacia la Madre del Señor se convierte para el fiel en ocasión de crecimiento en la gracia divina: finalidad última de toda acción pastoral» (MC n. 57).
- La vida según el Espíritu
- La Palabra de Dios y el compromiso moral
NIVEL DE DESEMPEÑO
Identifica al Espíritu Santo como la tercera Persona de la Santísima Trinidad quien anima y sostiene a la Iglesia
LA VIDA SEGUN EL ESPIRITU
El Espíritu Santo en la Vida del CristianoJuan Pablo II, Audiencia general, 13
sep 2000
El Espíritu es el único
que puede ayudar a las personas y a las comunidades a liberarse de los viejos y
nuevos determinismos, guiándolos con la ley del espíritu que da la vida en
Cristo Jesús.
1. En el Cenáculo, en la última noche de
su vida terrena, Jesús promete cinco veces el don del Espíritu Santo (cf. Juan
14, 16-17; 14, 26; 15, 26-27; 16, 7-11; 16, 12-15). En el mismo lugar, en la
tarde de Pascua, el Resucitado se presenta ante los apóstoles e infunde el
Espíritu prometido, con el gesto simbólico del hálito y con las palabras:
«¡Recibid el Espíritu Santo!» (Juan 20, 22). Cincuenta días después, otra vez en
el Cenáculo, el Espíritu Santo irrumpe con su potencia transformando los
corazones y la vida de los primeros testigos del Evangelio. Auténtica liberación
Desde entonces, toda la historia de la Iglesia, en sus dinámicas más profundas,
está impregnada por la presencia de la acción del Espíritu, «entregado sin
medida» a los que creen en Cristo (cf. Juan 3, 34). El encuentro con Cristo
comporta el don del Espíritu Santo que, como decía el gran padre de la iglesia,
Basilio, «se difunde en todos sin que experimente disminución alguna, está
presente en cada uno de los que son capaces de recibirlo como si fueran los
únicos, y en todos difunde la gracia suficiente y completa» («De Spiritu
Sancto», IX, 22). Desde los primeros instantes de vida cristiana
2. El apóstol Pablo, en el pasaje de la
Carta a los Gálatas que acabamos de escuchar (cf. 5, 16-18. 22-25), delinea «el
fruto del Espíritu» (5, 22) haciendo la lista de una gama de virtudes que hace
florecer en la existencia del fiel. El Espíritu Santo se encuentra en la raíz de
la experiencia de fe. De hecho, en el Bautismo, nos convertimos en hijos de Dios
gracias precisamente al Espíritu: «La prueba de que sois hijos es que Dios ha
enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre!»
(Gálatas 4, 6). En el manantial mismo de la existencia cristiana, cuando nacemos
como criaturas nuevas, se encuentra el soplo del Espíritu, que nos haces hijos
en el Hijo y nos hace «caminar» por los caminos de justicia y salvación (cf.
Gálatas 5, 16). El Espíritu en la prueba
3. Toda la aventura del cristiano tendrá
que desarrollarse, por tanto, bajo el influjo del Espíritu. Cuando Él nos vuelve
a presentar la Palabra de Cristo, resplandece en nuestro interior la luz de la
verdad, como había prometido Jesús: «el Paráclito, el Espíritu Santo, que el
Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os
he dicho» (Juan 14, 26; cf. 16,12-15). El Espíritu está junto a nosotros en el
momento de la prueba, convirtiéndose en nuestro defensor y apoyo: «Cuando os
entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que
hablar se os comunicará en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que
hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros» (Mateo
10, 19-20). El Espíritu se encuentra en las raíces de la libertad cristiana, que
libera del yugo del pecado. Lo dice claramente el apóstol Pablo: «La ley del
espíritu que da la vida en Cristo Jesús te liberó de la ley del pecado y de la
muerte» (Romanos 8, 2). La vida moral --como nos recuerda san Pablo-- por el
hecho de ser irradiada por el Espíritu produce frutos de «amor, alegría, paz,
paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí» (Gálatas
5, 22). El Espíritu y la comunidad
4. El Espíritu anima a toda la comunidad
de los creyentes en Cristo. Ese mismo apóstol celebra a través de la imagen del
cuerpo la multiplicidad y la riqueza, así como la unidad de la Iglesia, como
obra del Espíritu Santo. Por un lado, Pablo hace una lista de la variedad de
carismas, es decir, de los dones particulares ofrecidos a los miembros de la
Iglesia (cf. 1Corintios 12, 1-10); por otro, confirma que «todas estas cosas las
obra un mismo y único Espíritu, distribuyéndolas a cada uno en particular según
su voluntad» (1Corintios 12, 11). De hecho, «en un solo Espíritu hemos sido
todos bautizados, para no formar más que un cuerpo, judíos y griegos, esclavos y
libres. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu» (1Corintios 12, 13). El
Espíritu y nuestro destino Por último, le debemos al Espíritu el poder alcanzar
nuestro destino de gloria. San Pablo utiliza en este sentido la imagen del
«sello» y la «prenda»: «fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la Promesa,
que es prenda de nuestra herencia, para redención del Pueblo de su posesión,
para alabanza de su gloria» (Efesios 1, 13-14; cf. 2Corintios 1, 22; 5,5). En
síntesis: toda la vida del cristiano, desde los orígenes hasta su última meta,
está bajo la bandera y la obra del Espíritu Santo. Mensaje del
Jubileo
5. Me gusta recordar, en el transcurso
de este año jubilar, lo que afirmaba en la encíclica dedicada al Espíritu Santo:
«El gran Jubileo del año dos mil contiene, por tanto, un mensaje de liberación
por obra del Espíritu, que es el único que puede ayudar a las personas y a las
comunidades a liberarse de los viejos y nuevos determinismos, guiándolos con la
"ley del espíritu que da la vida en Cristo Jesús", descubriendo y realizando la
plena dimensión de la verdadera libertad del hombre. En efecto --como escribe
san Pablo-- "donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad"» (Dominum
et vivificantem, n. 60). Pongámonos, por tanto, en manos de la acción liberadora
del Espíritu, haciendo nuestra la sorpresa de Simeón el Nuevo Teólogo, quien se
dirige a la tercera persona divina en estos términos»: «Veo la belleza de tu
gracia, contemplo su fulgor y reflejo su luz; me arrebata su esplendor
indescriptible; soy empujado fuera de mí mientras pienso en mí mismo; veo cómo
era y qué soy ahora. ¡Oh prodigio! Estoy atento, lleno de respeto hacia mí
mismo, de reverencia y de temor, como si fuera ante ti; no sé qué hacer porque
la timidez me domina; no sé dónde sentarme, a dónde acercarme, dónde reclinar
estos miembros que son tuyos; en qué obras ocupar estas sorprendentes maravillas
divinas» (Himnos II, 19-27; cf. Exhortación apostólica post-sinodal «Vita
consecrata», n. 20). Traducción realizada por Zenit. ZS00091305
Tomado de http://www.corazones.org/espiritualidad/espiritu_santo/esp_santo_encristiano_jp2.htm
TEMÁTICA SEGUNDO PERIODO
- El pecado es la negación de la vida moral?
- Jesús instauró el Reino de Dios
- La dinámica del Reino de Dios
- El amigo de los pobres
NIVEL DE DESEMPEÑO
Reconoce a Jesucristo como el Salvador y valora sus enseñanzas para construir el reino de Dios
EL PECADO NEGACION DE LA VIDA MORAL
EL PECADO ROMPE EL PROYECTO DE DIOS
Continuamente
los medios de comunicación, prensa, radio y televisión, tanto en el nivel
internacional como en nuestra propia sociedad, presentan situaciones de
muerte, guerras, asesinatos, robos, injusticias, corrupción, agresión a la
naturaleza, etc.
A nivel interno, la persona lleva en
su mente y en su corazón el odio, la ambición, la venganza. . . el ser humano
sufre y no es feliz. El cristiano llama con el nombre de pecado a toda esta
situación de desequilibrio personal y social en que vive la persona y ve su
origen en el hecho de haberse olvidado de Dios.
Qué es el pecado?
En el pecado de hoy podemos observar
las mismas características del primer pecado, el de Adán y Eva: el pecado es la
ruina y el rompimiento del proyecto de Dios, la negación del plan que Dios
tiene para el ser humano y para el mundo.
· Seréis como dioses
Recuerda que la tentación en el
paraíso comienza desfigurando la imagen de Dios; la serpiente lo presenta como
un Dios interesado y envidioso, que oculta la verdad y el poder; además, el
tentador les hace ver que pueden llegar a ser como Dios, a tener la vida y el
poder de Dios, a constituirse en juez de lo bueno y lo malo; la propuesta del
tentador es “seréis como dioses”.
El pecado comienza con el rompimiento
del primer aspecto del proyecto de Dios:
La filiación. El ser humano deja de sentir y
de actuar como hijo de Dios, se coloca en su lugar, se establece como Dios. El
pecador decide sobre su propia vida y la vida de los demás, establece su
propia ley y quiere realizar su propio proyecto; como Dios, el pecador decide
sobre lo bueno y lo malo, sobre lo justo y lo injusto, sobre la vida y la
muerte.
El pecador rehúsa seguir la palabra y
la vida de Jesucristo, no quiere andar por los caminos de Dios, y establece sus
propios caminos.
· ¿Dónde está tu hermano?
La Biblia muestra que cuando el ser
humano rompe la relación con Dios, rompe la relación con su semejante; Adán y
Eva se acusan mutuamente y Caín mata a Abel.
Realmente el pecado no le hace daño directamente
a Dios, pero sí hace daño a los hijos de Dios y a la naturaleza creada por
Dios. Cuando el orgullo y la soberbia se apoderan cíe la mente y del corazón de
la persona, se rompe el segundo de los aspectos del proyecto de Dios: La
fraternidad. Entonces viene el odio, la injusticia, la ambición, la lucha
por el poder y la riqueza, la muerte, y las relaciones sociales se envenenan a
causa de las desigualdades, la acción política deshonesta, la corrupción administrativa.
¿No sufre también la familia a causa
del pecado?
· También la naturaleza sufre por causa del pecado
Si el pecador es capaz de robar, herir
y matar a su semejante, ¿qué no hará con la naturaleza?
Sabemos que también la tierra, los animales y las plantas, el agua y el aire, en fin la vida misma de la naturaleza, sufren la violencia del pecado que hay en la mente y en el corazón del ser humano.
La
parábola del hijo pródigo nos presenta al hijo menor que toma la decisión de alegarse
de la casa del padre para hacer su propia vida, para vivir otra vida de acuerdo
con su capricho.
JESUS INSTAURO EL REINO DE DIOS
1. EL
REINO DE DIOS ES DISTINTO
Jesús conocía muy bien a los gobernantes
de su país y de otros países; ellos gobiernan para su propio provecho y bienestar; actúan como
dueños de su pueblo y de los bienes de todos, y utilizan la autoridad para
imponer leyes injustas.
De esta manera los gobernantes se
enriquecen, pero el pueblo es esclavizado, humillado, perseguido y vive en
condiciones inhumanas; los pobres, los enfermos, los huérfanos están
abandonados.
El reino de Dios es distinto, en él el
gobierno lo realiza Dios, los pueblos son gobernados según la voluntad de
Dios, y la voluntad de Dios es que haya justicia, paz, igualdad y solidaridad
entre todos.
En el gobierno de Dios, los gobernantes deben ser hijos
de Dios, que conocen y aplican la voluntad de Dios; deben ser servidores, que
buscan el bienestar del pueblo antes que su propio provecho.
- EL PUEBLO ESPERABA UN
BUEN REY
El pueblo deseaba que se acabara el
reinado del emperador romano que era un gobierno de injusticia, de
persecuciones, de muerte, y comenzara el reinado de un rey justo que defendiera
y protegiera a los Pobres, a los débiles, a los enfermos, a los huérfanos.
3. JESÚS
ES LA PRESENCIA DEL REINO DE DIOS
Jesús es el rey que esperaba el
pueblo; el trae la justicia y la paz que todos están anhelando. Jesús realiza
el reinado de Dios, la voluntad de Dios que es vida digna y bienestar para los
desvalidos, para los que sufren, para todos los hombres.
El reinado de Dios comprende:
o
La
salvación de la enfermedad y de todos los males que sufren los desvalidos y
los pobres, como el abandono, la soledad, el hambre, la enfermedad. Para
salvarlos y entregarles una vida digna Jesús sana y cura a los leprosos, a los
ciegos, los paralíticos; acoge a los tristes y a los niños, perdona a los
pecadores.o La salvación de las enfermedades de la mente y del corazón que producen el odio, la ambición, el egoísmo
Para ellos Jesús habla y los invita a la conversión al cambio para vivir en función de] Reino y no de los propios intereses.
o
La
instauración de una nueva sociedad, en la que los hombres vivamos en la fraternidad,
la igualdad y la solidaridad.
Jesús propone una sociedad justa, en
la que todos los hombres sean respetados y vivan con dignidad, en la que el
débil y el pobre sean privilegiados para que tengan bienestar.
La voluntad de Dios o el Reino de Dios es que todos los hombres reciban la salvación; unos La salvación de las enfermedades y dolencias del cuerpo, y otras salvaciones de las enfermedades y males de la mente y del corazón; así habrá fraternidad y la sociedad será justa y pacífica.
- EL
FERMENTO Y LA MASA
La levadura es Jesús, es su persona,
su manera de ser, de pensar y de actuar; la levadura es la paz, el amor, la
justicia que hay en Jesús; la levadura es la luz y la vida de Jesús. La
levadura es el Reino de Dios.
La masa y la harina somos los hombres,
la mente, el corazón y el cuerpo de los hombres; la masa es la familia, los
grupos, la sociedad que deben ser fermentados.
¿Qué ocurre cuando el fermento se une
a la masa? ¿Qué ocurre cuando la luz se proyecta sobre la sombra?
2. LA
DINAMICA DEL REINO
La dinámica del fermento es la
fermentación; y la dinámica de la luz es la iluminación. La dinámica del Reino
comienza con el nacimiento de Jesús que es el momento en que el fermento llega
a la masa.
Después, la dinámica del Reino se va
realizando con la vida de Jesús: con la predicación de Jesús que va
iluminando la mente y el corazón de la gente; la dinámica del Reino se va
haciendo con las obras de Jesús, con las curaciones que van llenando de salud
el cuerpo y la mente de los ciegos, de los leprosos, de los paralíticos, de los
hambrientos, etc. Jesús había dicho: “he venido a traer fuego a la tierra, y
¿que quiero sino que arda?”.
Así como el fuego se extiende y lo va
transformando todo así debe extenderse el Reino de Dios.
3. LA
DINAMICA DEL REINO HOY
Después de la muerte de Jesús, el
fermento quedó en manos de los discípulos que recibieron el Espíritu del Señor
resucitado. El fermento es el evangelio.
Los discípulos fermentados,
continuaron la obra y llevaron la luz de Cristo a mucha gente y formaron
comunidades cristianas; cristianas significa fermentas en y por Cristo.
Hoy la Iglesia, comunidad cristiana,
está al servicio del Reino. Por la predicación, por la obra y por el testimonio
de la Iglesia, el Reino sigue penetrando la mente, el cuerpo y el corazón de los
hombres; sigue entrando y transformando a las familias, y se va haciendo
presente en la sociedad.
4. LA
DINAMICA DEL REINO EXIGE LA CONVERSION
Convertirse es cambiar; cambiar de
sentido, de manera de pensar y de sentir. Cuando el evangelio habla de convertirse
quiere decir que quien esté de espaldas a Jesús se coloque de cara a él, en
dirección a él, y reciba su palabra, y la guarde. Así
Comenzará a pensar, a sentir, a vivir como Jesús,
así se hará cristiano y el Reino de Dios se estará realizando en él.EL AMIGO DE LOS POBRES
1. JESUS
VIVÍA CON LOS POBRES
Jesús nació en una pesebrera y era
hijo de un carpintero; así Jesús era pobre y vivía con los pobres. Pero además
de eso, Jesús era buscado por los más pobres entre los pobres que eran abandonados
y despreciados, incluso por el mismo pueblo.
Y Jesús lo acogió cariñosamente, habló
con ellos, los sanó; les dijo que son ellos los preferidos y amados de Dios,
que ellos son los invitados al banquete del Reino; y, de hecho, a ellos les llegó
la salvación de manera preferencial.
Con su actitud positiva hacia ellos,
Jesús les enseñó que la situación de miseria y de abandono en que viven no es
querida por Dios sino que es causada por la injusticia de los hombres. Jesús
les mostró el rostro amable y misericordioso de Dios hacia ellos.
Ya la Virgen había dicho en su canto
que “Dios colma de bienes a los hambrientos y a los ricos los despide vacíos”.
Lucas 2, 53.
2. LA
ACTITUD DEL CRISTIANO HACIA LA RIQUEZA
Quien quiera seguir a Jesús debe
entregar sus bienes a los pobres para hacerse pobre; así no tiene la
preocupación de la riqueza y pone su confianza en Dios. Recuerdas al joven rico
que no pudo seguir a Jesús porque tenía muchas riquezas y debía cuidarlas.
Estas son algunas enseñanzas de Jesús
sobre la riqueza:
“No amontonen riquezas en la
tierra acumulen tesoros en el cielo”. Mateo 6, 19-20.
“Nadie puede servir a dos
señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o apreciará al primero y
despreciará al segundo. Es imposible servir a Dios y a la riqueza”. Mateo 6,
24.
“Yo les aseguro que es difícil
que un rico entre en el Reino de los cielos. Es más fácil que un camello pase
por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de los cielos”. Mateo 19,
23-24.
El verdadero cristiano sabe que la
riqueza no puede darle la salvación de su vida; por esta razón su verdadero
afán no está en acumular riqueza, sino en recibir la salvación que ofrece
Jesucristo.
TEMÁTICA PRIMER PERIODO
- La Santa Misa: partes y respuestas
- Nuestra situación moral
-
Ser persona moral
-
Mi opción moral
- La ley de la libertad?
Identifica su
situación moral y el valor de la persona humana como hijo de Dios y conoce como
el pecado rompe la vida moral
PARTES:
RITOS INICIALES
A El canto que acompaña la procesión de entrada
A El saludo al altar y a la asamblea
A El rito penitencial
A Las preces iniciales: Kyrie, gloria(aclamaciones laudatoricas)
A Oración presidencial
FINALIDAD
Constituir la asamblea, congregarla, a fin de que puedan recibir la Palabra en espíritu de oración y disponibilidad para la conversión, condición para llegar al rito sacramental. La unidad de los hermanos en asamblea deberá ir creciendo a lo largo de la celebración, hasta culminar en la comunidad de todos en el Cuerpo y la Sangre del Señor. Entonces se edificará la Iglesia, finalidad de la Eucaristía. La asamblea así constituida, es el signo fundamental de la presencia de Cristo.
CANTO DE ENTRADA: Es la primera expresión de la fe, la unidad, el sentido de la celebración y la alegría de hermanos que se reúnen, sé re-encuentran entre ellos y con su Padre Dios. La liturgia es celebrada por un pueblo. Cada uno de los integrantes tiene una función propia. Pertenece al pueblo manifestar en este momento su fe y su alegría.
Hecha la señal de la cruz, saluda a la asamblea con una de las fórmulas paulinas. Con este saludo despierta en el pueblo el sentido eclesial de la reunión.
El misal propone cuatro fórmulas:
1.La confesión general de los pecados (Yo confieso)
2.El responso dialogado: Señor, ten misericordia de...
3.Las preces litánicas: Señor ten piedad – invocaciones precedentes
4.La aspersión con el agua bendita.
Al iniciar la celebración, la Iglesia se dispone celebrando la penitencia. Responde así la invitación del Señor: Conviértanse y crean en el evangelio Mt 1,15. También es necesario reconciliarse con los hermanos ante de presentar la ofrenda al altar.
-Sentido personal y comunitario de la penitencia.
ACLAMACIONES LAUDATORIAS
A Kirie eleison: es una antigua fórmula en que se proclama que el Hijo conoce nuestra condición humana (eleison), pero que venció el pecado del mundo y por la resurrección adquirió el nuevo nombre de< Señor>.
A El Gloria es un himno antiquísimo (S. II) con el cual la Iglesia reunida en el Espíritu Santo, alaba al Padre y súplica al Hijo, Cordero y Mediador. Es una hermosa doxología o alabanza a Dios.
ORACIÓN COLECTA:
SENTIDO: Es una oración presidencial que recoge, sintetiza, reúne los sentimientos de la asamblea. Su función es dar el sentido de la celebración del día. Es una oración que se hace en nombre y a intención de toda la Iglesia.
LITURGIA DE LA PALABRA
IMPORTANCIA
La palabra proclamada, no sólo instruye al pueblo y revela el misterio de la salvación que se realiza a través de la historia, sino que hace al señor realmente presente en medio de su pueblo (SC 7 y 33)
Ante esta manifestación de Dios, el pueblo creyente responde al señor con cantos y oraciones (SC 33) y habla a Dios con las mismas oraciones, palabras y sentimientos que La ha inspirado.
De este modo la liturgia de la palabra por su naturaleza y por su estructura ritual es un diálogo o conversación entre Dios que habla y su pueblo que escucha y responde y acepta su manifestación.
EL PUEBLO RESPONDE.
IMPORTANCIA: Parte integrante de la liturgia de la palabra, el salmo responsorial pertenece al pueblo que formula su respuesta a la Palabra inspirada por Dios. Texto bíblico y salmo se iluminan mutuamente. El salmo nos impregna del verdadero espíritu de oración.
LA HOMILÍA
La homilía no es un sermón, ni una catequesis, ni una plática moralizada, sino, como lo enseña su etimología, una conversación familiar cuya finalidad es explicar (aplicar) el mensaje de Dios a un pueblo creyente concreto e introducir a este pueblo en la celebración(actualización) de este misterio de salvación que he anunciado.- Como elemento constitutivo de la liturgia de la palabra, tiene un carácter mistérico y sacramental que lo une íntimamenteal ministerio presidencial del sacerdote, signo y sacramento de Cristo-cabeza.
PROFESIÓN DE FE:
Por lo tanto, en los domingos y solemnidades en que está prescrito, debemos utilizar una de las fórmulas propuestas por el misal, en la conciencia de que es la fe proclamada por la Iglesia en todo el mundo,
ORACIÓN UNIVERSAL
SENTIDO: La comunidad cristiana reunida en asamblea sagrada ejerciendo de modo relevante su sacerdocio bautismal, pide a Dios que la salvación que se acaba de proclamar se haga una realidad en la Iglesia, en el mundo, en los que sufren y en esa misma asamblea. Esta pieza litúrgica pretende hacer realidad el plan salvífico universal de Dios: salvar a todo hombre y a todos los hombres. En cierto modo, se rompen los límites de la comunidad celebrante para dar a la salvación que celebramos la dimensión universal que Dios le da.
INTRODUCCIÓN
Las dos partes de la Misa, liturgia de la Palabra y liturgia eucarística, constituyen un solo acto de culto. <A decir verdad, no son dos mesas> separadas: la una conduce a la otra, como la revelación del Cap. 6 de S. Juan sube el pan de la palabra al pan de la eucaristía... > En la liturgia de la palabra previa a la eucaristía, la Palabra toma todo sentido; es vivida en plenitud por el contacto normal con la eucaristía.
- EL PREFACIO Y EL SANTO
SENTIDO: Bendición entusiasta a Dios por todas las maravillas y particularmente por la salvación, el prefacio (o sea la proclamación) es un elemento fundamental de la gran oración eucarística. Expresa la alabanza y la acción de gracias a Dios por la obra de salvación que hace eminentemente presente en la acción eucarística, destacando algún aspecto particular según el día, la fiesta o el tiempo litúrgico.
El Santo que sigue al prefacio es la mayor aclamación de la Misa; es por eso que debe ser el primer canto por orden de importancia.
SENTIDO: La plegaria eucarística, culmen de toda la celebración es la plegaria de acción de gracias y de santificación por lo mismo, se tiende a que toda la asamblea de los fieles se unan a Cristo en la proclamación de las maravillas de Dios y en la oblación del sacrificio. Esta plegaria la recita el ministro sacerdote, quien interpreta la voz de Dios que se dirige al pueblo y la voz del pueblo que eleva su oración, su espíritu a Dios. Sólo debe escucharse la voz del sacerdote mientras la asamblea reunida guarda un religioso silencio.
SENTIDO
Es importante que, por medio de la catequesis y de la misma celebración, se lleve a los fieles a percibir la unidad de los ritos que preceden y acompañan la recepción sacramental del Cuerpo y Sangre de Cristo. Este conjunto de ritos que, a primera vista, aparecen como un mosaico de piezas sueltas, pone de manifiesto el aspecto de Cena Pascual.
Es cierto que él< sacrificio, como pascua de Cristo, es ofrecido por todos, pero no produce sus efectos sino en aquellos que se unen a la pascua de Cristo por la fe y por la caridad>.
Tres signos mutuamente relacionados, encaminan hacia el signo-cumbre de la comunión: el Pater, la paz y la fracción del pan y de la copa:
A Signo de la oración o signo de filiación del Señor
A Signo de la paz o signo de fraternidad
A Signo de la fracción o signo de amor-caridad
A Signo de la comunión o signo de incorporación a Cristo y a la Iglesia
SIGNO DE LA ORACIÓN DEL SEÑOR.
El Padre Nuestro, con su embolismo (ampliación última petición) sintetiza en cierto modo y expresa sentimientos semejantes a los de la plegaria eucarística. Podríamos decir es la plegaria eucarística de la asamblea.
Los gestos que se realizan al rezar el Padre Nuestro es ocasional. El tomarse de las manos expresa más bien unidad, lo cual tiene lugar más adecuado n el rito de la paz. Es auténtica aclamación: Tuyo es el Reino...
La paz que se pide a Cristo, Señor de la paz, y que se desea entre hermanos, tiene un contenido profundamente humano y evangélico. <Ve a reconciliarte con tu hermano> MT 4,23. Este gesto de la paz debe llevar consigo un compromiso de trabajar por la paz y la unidad, y no sólo en el momento y ámbito de la celebración: <dar> la paz, no sólo manifestarla.
El rito reproduce la acción de Cristo en la última Cena pero con el contenido doctrinal profundo queformula San Pablo: Cristo es el único pan partido; los que comemos de un mismo pan transformado en un solo cuerpo (I cor 10,17). El gesto viene de los tiempos apostólicos; incluso le dio el nombre a toda acción eucarística.
La comunión se entrega: es un don del Señor que se ofrece a los fieles por medio del ministro autorizado para ello. Como signo la comunión expresa también la Alianza que se ratifica comiendo el Cuerpo de Cristo (y bebiendo su Sangre). La Alianza es con la Iglesia y con cada uno de los cristianos. Esto exige la presencia de un miembro de Cristo, frente al cual se responde él AMEN de la Alianza.
RITO FINAL
SALUDO Y BENDICIÓN
El misal ofrece una variedad de bendiciones solemnes según los tiempos litúrgicos y las fiestas. Cuando se da la bendición la asamblea responde a la triple bendición AMEN.
También existen las oraciones sobre el pueblo, las cuales enriquece el sentido de la bendición, y llaman habitualmente al compromiso de salir y llevar la liturgia a la vida diaria.
DESPEDIDA
Es preciso que la eucaristía tenga conexión con la vida, que salgan los participantes a la calle con un compromiso, con una esperanza, con la sensación de haber crecido en la fraternidad y la decisión de dar testimonio en medio del mundo. La formula< pueden irse en paz de Cristo>, una misión. Antes de retirarse el sacerdote venera el altar, besándolo.
CANTO FINAL
Es la manifestación de la alegría de los fieles y su compromiso de vivir como cristianos eucarísticos.
COLEGIO SAN FRANCISCO
DEPARTAMENTO DE PASTORAL
LIC. ROBERTO CARLOS GAMBIN J.
RESPUESTAS DE LOS FIELES EN LA SANTA MISA
Ritos iniciales
1.-En el nombre del Padre... AMÉN
2.-La gracia... Y CON TU ESPÍRITU
Acto penitencial
3.-Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego ante Santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
4.-Dios todopoderoso... a la vida eterna. AMÉN
5.-Señor, ten piedad. SEÑOR TEN PIEDAD
Cristo ten piedad. CRISTO, TEN PIEDAD
Señor, ten piedad. SEÑOR TEN PIEDAD
6.-Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.
7.-Oremos. Al final de la oración: AMÉN
Liturgia de la palabra
8.-Primera lectura y segunda lectura. Al final de cada lectura, el lector dice: Palabra de Dios. Todos aclaman: TE ALABAMOS SEÑOR.
9.-Evangelio. El señor esté con vosotros. Y CON TU ESPÍRITU. Lectura del Santo Evangelio según san N. GLORIA A TÍ, SEÑOR. Acabado el evangelio se dice: Palabra del Señor. Todos aclaman: GLORIA A TÍ, SEÑOR JESÚS. (Homilía)
10.-Profesión de fe.
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de Vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo reciben una misma adoración y gloria. Y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
11.-Liturgia eucarística
Bendito seas Señor... BENDITO SEAS POR SIEMPRE SEÑOR.
12.-Orad hermanos... EL SEÑOR RECIBA DE TUS MANOS ESTE SACRIFICIO PARA ALABANZA Y GLORIA DE SU NOMBRE, PARA NUESTRO BIEN, Y EL DE TODA SU SANTA IGLESIA.
Oración sobre las ofrendas.
Por Jesucristo Nuestro Señor. AMÉN
Plegaria eucarística
13.-El Señor esté con vosotros... Y CON TU ESPÍRITU. Levantemos el corazón... LO TENEMOS LEVANTADO HACIA EL SEÑOR. Demos gracias al Señor, nuestro Dios... ES JUSTO Y NECESARIO.
14.-SANTO, SANTO, SANTO ES EL SEÑOR, DIOS DEL UNIVERSO. LLENOS ESTÁN EL CIELO Y LA TIERRA DE TU GLORIA. HOSANNA EN EL CIELO. BENDITO EL QUE VIENE EN NOMBRE DEL SEÑOR. HOSANNA EN EL CIELO.
Durante la consagración, mientras no se diga lo contrario, los fieles están de rodillas.
15.-ANUNCIAMOS TU MUERTE, PROCLAMAMOS TU RESURRECCIÓN, ¡VEN SEÑOR JESÚS!
Al final de la plegaria eucarística, el sacerdote toma la patena con el pan consagrado y el cáliz y, sosteniéndolos elevados, dice:
Por Cristo, con él y en él, a ti Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
El pueblo aclama: AMÉN.
Rito de la Comunión
16.-Fieles a la recomendación del Salvador... nos atrevemos a decir: PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN EL CIELO, SANTIFICADO SEA TU NOMBRE; VENGA A NOSOTROS TU REINO; HÁGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO. DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA; PERDONA NUESTRAS OFENSAS, COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN; NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN, Y LÍBRANOS DEL MAL.
17.-Líbranos de todos los males, Señor... TUYO ES EL REINO, TUYO EL PODER Y LA GLORIA, POR SIEMPRE, SEÑOR.
18.-Señor Jesucristo, que dijiste... AMÉN.
19.-La paz del Señor esté con vosotros. Y CON TU ESPÍRITU.
20.-CORDERO DE DIOS, QUE QUITAS EL PECADO DEL MUNDO, TEN PIEDAD DE NOSOTROS. CORDERO DE DIOS, QUE QUITAS EL PECADO DEL MUNDO, TEN PIEDAD DE NOSOTROS. CORDERO DE DIOS, QUE QUITAS EL PECADO DEL MUNDO, DANOS LA PAZ.
21.-SEÑOR, NO SOY DIGNO DE QUE ENTRES EN MI CASA, PERO UNA PALABRA TUYA BASTARÁ PARA SANARME.
22.-El cuerpo de Cristo. AMÉN
23.-Oración después de la comunión.
Por Jesucristo Nuestro Señor. AMÉN.
24.-El Señor esté con vosotros. Y CON TU ESPÍRITU.
25.-La bendición de Dios Todopoderoso Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre vosotros. AMÉN. Podéis ir en paz. DEMOS GRACIAS A DIOS.
RCG 2012
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