1- El final de la Cuaresma
Domingo de Ramos, Lunes, Martes y Miércoles Santo
2- El Triduo Pascual
Durante
muchos siglos ha sido tradicional la representación de la Pasión y Resurrección
del Señor, comenzando por la procesión de los ramos el domingo y teniendo un
punto álgido en la crucifixión del Viernes Santo. Estas dramatizaciones han calado
hondamente en el corazón de los católicos durante mucho tiempo, y se han ido
complementando con otros actos piadosos como las visitas a los “monumentos”,
escuchar el sermón “De las 7 palabras”, Vía Crucis, procesiones, hora santa,
entre otros
DOMINGO
DE RAMOS
El siervo
elegido de Dios.
Isaías
nos habla del Siervo y de las bondades que Dios le ha dado para realizar su
obra. "Sobre El he puesto mi Espíritu para que traiga el derecho a las
naciones" Su presencia será luz para los ciegos, libertad para los
cautivos, justicia y paz para todos y alianza para todas las naciones. Bella
profecía de aquel que en su sangre reconcilia al mundo con el Padre.
Seis días
antes de la Pascua
La figura
del Siervo revela la imagen del Mesías Jesús, verdadero liberador del pueblo, a
quien descubrimos en vísperas de su eminente pasión. El unguento de María, la
hermana de Lázaro, sobre los pies del Maestro, anuncia su propia sepultura.
Jesús sabe lo que le espera. Todo tiene ya presagio de muerte. En la fragancia
del unguento tanto como su sepultura se anuncia su glorificación.
Para
Meditar:
- ¿Conoces a alguien necesitado
cerca de ti?
- ¿Qué obras de misericordia
puedes realizar hoy en favor de los pobres?
- ¿Cómo estás comenzando a
vivir la Semana Santa?
Te hago
luz de las naciones.
Dios
elige a Isaías, lo llama por su nombre y lo destina para que sea luz de las
naciones y así su salvación alcance hasta el confín de la tierra. Dios le ha
dado la Palabra como espada afilada para que siembre derecho y justicia. De él
dice el Señor: "Tú eres mi siervo, de quien estoy orgulloso ". La
obra de Dios se proyecta indefectiblemente como obra de salvación.
Ahora es
glorificado el Hijo del Hombre.
Jesús es
este Siervo, cuya luz alumbra a todo hombre que viene a este mundo. Hoy entra
en la tragedia final de su vida con la traición de uno de los suyos. Todo el
texto se escribe con una tensión enorme. Por eso Jesús exclama: "Ahora es
glorificado el Hijo del Hombre y Dios es glorificado en él ". Su luz,
ahora oscurecida, pronto volverá
a
alumbrar hasta los confines de la tierra.
Para
meditar:
- ¿ Cómo vives la llamada de
Dios en tu corazón ?
- ¿ Tu vida es luz de Cristo
en tu casa y entre tus amigos?
- ¿Te toca vivir alguna
traición? ¿Cómo la estás viviendo?
El Señor
pone en labios del profeta una palabra de aliento y fortaleza para soportar los
golpes de quienes le maltratan. "El me ha dado una lengua de iniciado para
saber decir al abatido una palabra de aliento ". En su persecución el
Siervo de Yahvé siente que no tiene rival, porque Dios es su ayuda y nadie
puede acusarlo culpable.
Mi
momento está cerca. Deseo celebrar la Pascua con ustedes.
El
evangelio nos anuncia ya de lleno la pasión del Siervo traicionado. Jesús manda
hacer los preparativos de la Cena. Nadie lo puede detener en el deseo sincero
de celebrar la Cena de1a despedida. "El Hijo del Hombre se va; pero ay de
aquel que lo entrega! " Judas ya ha decidido ponerlo en manos de los sumos
sacerdotes, aunque , disimule compartiendo el pan que les ofrece Jesús. Entramos
en el corazón de la Semana Grande.
Para
meditar:
- ¿ Qué sentimiento brota en
ti ante la actitud de Judas ?
- ¿ Te has sentido alguna vez
Judas, con Cristo o con algún amigo?
- ¿Cómo puedes crecer en tu
amistad con Jesús?
Esto es
lo que les mando: que se amen unos a otros como yo los he amado. El Jueves
Santo marca la etapa final de la Cuaresma. Con la Misa de la Cena de Jesús,
entramos en el Triduo Santo de su Pascua.
1. Amense
unos a otros
En la
última cena, Jesús lava los pies a sus discípulos y les dice con un cariño muy
especial: "Amense unos a otros como yo los amo. Sean uno como el Padre y
yo somos uno. Así el mundo creerá que el Padre me ha enviado ". Es su
Palabra. Es su voluntad. Es su sueño. Amor de misericordia, de servicio, de
solidaridad y de unión, porque "todo reino dividido por sí mismo se
derrumba ". Desde lavar los pies hasta comer su cuerpo, cada gesto y cada
palabra tienen peso de compromiso. En la Cena Pascual de Jesús toda palabra es
verdaderamente un evangelio de vida. Entrar en la Cena es vivir la dimensión
pascual más profunda de la salvación.
2. Tomen:
coman y beban
Igualmente
hacemos memoria de aquel que dijo: "Esto es mi cuerpo que se entrega por
ustedes ". Este es el gran signo y gesto de la alianza definitiva del
Padre con el mundo: El pan consagrado y comido; el vino consagrado y bebido. Es
el sello definitivo de la fidelidad de Dios y de su amor infinito. Tanto nos
ama el Padre que envía a su Hijo para que nadie se pierda y tanto nos ama
Jesús, que llega hasta al extremo de hacerse banquete sacrificado y expuesto
sobre la mesa para ser comulgado, y así ser uno entre nosotros y formar su
nueva humanidad. "Los que comemos un mismo pan, formamos un mismo
cuerpo". ¿ Te das cuenta lo que significa y exige comulgar el Cuerpo de
Cristo? Comulgar a Cristo es recibir en comunión el cuerpo total de Cristo; no
sólo la cabeza, sino la cabeza y los miembros.
3. Hagan
esto en memoria mía
Y para
que se haga memoria de este momento y de este signo hasta el final de los
tiempos, consagra a los suyos para este ministerio. Unción y mandato:
"Háganlo. Celebren esta Pascua y yo estaré con ustedes hasta el final de
los tiempos ". Esta cena, desde ahora, se convierte en escuela de
servicio, en mesa del Señor; en banquete que anuncia el reino futuro. A partir
de esta palabra, la Iglesia celebra este banquete de presencia, de amor, de fe
y de comunión. Y el pueblo vive el compromiso de ser lo que celebra: mesa de
fraternidad, vino de amor y pan de solidaridad con los necesitados.
Para
seguir meditando:
- ¿Qué implica para ti
celebrar el Jueves Santo?
- ¿Qué gestos de la última
Cena de Jesús iluminan más profundamente tu vida?
La Pasión
de Cristo esté siempre grabada en nuestros corazones y derrame sobre nosotros
su salvación. Morir en la cruz, fue el punto final de un Hombre que pasó la
vida haciendo el bien. La acción litúrgica de hoy se centra exclusivamente en
la Pasión y Muerte de Jesús. La fe y la devoción nos congregan para esta
celebración, cuyos pasos fundamentales son: La Palabra, la oración de los
fieles, la adoración de la cruz y la comunión. Subir al Calvario es sentir los
brazos abiertos de Cristo reconciliando al mundo con el Padre.
1. La
Palabra de Dios
Isaías
escribe proféticamente un poema sobre la pasión de Jesús.El dolor del Siervo de
Yahvé es un misterio que sobrecoge. él carga nuestros pecados y su abatimiento
es causa de nuestra salvación. San Juan en su relato de la Pasión del Señor
reafirma la visión profética de Isaías. Jesús muere en la cruz, destrozado,
pero al mismo tiempo como el que es: Rey de verdad, de justicia y de amor.
Cuando Jesús exhala su espíritu, la tierra siente que le alcanza su redención.
"Cuando entregue su vida como expiación, verá !fu descendencia, prolongará
sus años ". Por la muerte de Cristo oramos al Dios de la vida por todas
las necesidades del mundo.
2. La
cruz centro del amor de Dios
"Victoria
tú reinarás; oh cruz, tú nos salvarás.". Tras la proclamación de la
palabra adoramos la cruz. Cruz de muerte y de vida, cruz de maldiciones y de
bendiciones sin fin, cruz de dolor y de esperanza, cruz velada y exaltada sobre
el pueblo como signo de victoria definitiva de Dios. Ante esta cruz nos
postramos con fe y con humildad. Por esta cruz resucitamos porque en ella ha
sido crucificada y enterrada nuestra muerte. En fin, ella da vuelta a la página
del pecado del hombre y revela el rostro de la vida y del amor de Dios. Y
cantamos: "El Verbo en ti clavado, muriendo nos redimió; de ti, madero
santo, nos viene la redención ".
3. La
comunión del cuerpo de Cristo
Jesús ha
muerto. No hay celebración de Eucaristía. Es la hora del duelo, de llorar con
la Madre Dolorosa. El pueblo se acerca a comulgar del pan consagrado en la misa
del Jueves Santo: misa de la Cena del Seño!: Comunión que, en definitiva, nos
une a la muerte de Cristo y nos sumerge en su amor redentor: El pan que
compartimos es la muerte del Señor entregado por nosotros. Pan de sacrificio y
de redención. Pan ácimo de Pascua y signo del Cordero inmolado de Dios. Y ya
desde ahora comenzamos a vivir la resurrección. El Señor por su santa cruz, nos
abre el camino de la salvación.
Para
Meditar:
- ¿Qué sentido tiene en tu
vida la muerte de Cristo?
- ¿La cruz es objeto de moda
en tu pecho o camino de identificación con Jesús?
- ¿Qué fuerza de salvación
sientes en tu vida cuando comulgas el cuerpo del Señor?
Que tu
santa luz gloriosa ilumine al pueblo redimido con tu Pascua y lo introduzca en
la fiesta de tu resurrección. Todo el día del sábado ha sido un camino de
silencio, recorrido en fe y en expectación. Los apóstoles, en su sábado
primero, vivieron la decepción, la tristeza y el desaliento. Nosotros,
iluminados por la resurrección ya creída, lo hemos pasado en recogimiento
sagrado, en vela diurna. Sin celebración externa. Por eso¡ éste es el momento
del gozo efusivo, es la hora esperada de la Vigilia Pascual, madre de todas las
vigilias: Es el momento de la luz, del pregón, de la memoria de la historia de
la salvación, del anuncio de la resurrección y de la renovación de las promesas
del bautismo.
1. La
hora de la luz y del pregón Pascual
Terminado
el pregón de las fiestas pascuales, escuchamos la palabra que hace memoria de
las manifestaciones de Dios en la historia de Israel, desde la creación hasta
el momento de la gran manifestación: "Ha resucitado ". Es un camino
largo de contemplación que culmina con el canto del/Aleluya! " ¡Cristo ha
resucitado! Es el Señor, él es la verdadera liberación de la historia de todos
los pueblos. él es nuestra salvación. Ahora ya exultamos al proclamar:
"éste es el día en que actuó el Señor sea nuestra alegría y nuestro gozo
". ¡Gloria al Señor!
Iluminados
por la Palabra, entramos hacia el corazón de la Eucaristía. Vivimos la
experiencia bautismal, bajo la mirada de todos los santos. Renovamos nuestra fe
y sentimos que Cristo es nuestra vida. Rociados por su amo1; compartimos el pan
de la pascua en comunión de vida fraterna. El Señor ha estado grande con
nosotros y estamos alegres ". él ha enjugado nuestras lágrimas y nos ha inundado
de alegría el corazón. Desde ahora, celebrar la Pascua es vivir recién nacidos
por el agua y el Espíritu. Que esta noche, sea de verdad la nueva creación del
mundo en la Pascua de la resurrección de Cristo.
Para
seguir meditando:
- ¿Qué implica la Pascua como
vivencia de tu bautismo?
- ¿Cómo vivir realmente la
vida de resucitado en el Señor?
apoyo pastoral para tu vida...!
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