Colegio San Francisco
Dirección de grupo
Mes de febrero: valor de la alegría
Lic. Roberto Carlos Gambín J.
10º A
Les comparto el segundo fragmento sobre la Alegría Franciscana, tomada del libro SAN FRANCISCO DE ASIS, de Juan Bautista Montorsi.
ALEGRIA DE LOS PRIMEROS
HERMANOS
San Francisco quiso que la
alegría que siempre le acompañó en todas las circunstancias de la vida la
vivieran también sus hermanos, por lo que escribió en la regla: "Y
procuren los hermanos no aparecer tristes al exterior y serios como los
hipócritas, sino aparezcan alegres y graciosos, sin por ello faltar al
decoro".
NO TOLERA LA TRISTEZA EN LOS
HERMANOS
"Aseguraba el Santo que
la alegría espiritual es el remedio mis seguro contra las mil acechanzas y
astucias del enemigo. Solía decir: “El diablo se alegra, sobre todo, cuando
logra arrebatar la alegría del alma al siervo de Dios. Lleva polvo que poder
colar -cuanto más sea- en las rendijas más pequeñas de la conciencia y con qué
ensuciar el candor del alma y la pureza de la vida. Pero –añadía- cuando la
alegría espiritual llena los corazones. la serpiente derrama en vano el veneno
mortal. Los demonios que no pueden hacer daño al siervo de Cristo, a quien ven
rebosante de alegría. Por el contrario, el ánimo endeble, desolado y
melancólico, se deja sumir fácilmente en la tristeza o envolverse en vanas
satisfacciones".
De ahí que "Muchas veces reprendiera a sus hermanos par la tristeza que, manifestaban al exterior". "Vio una vez a un compañero suyo con cara melancólica y triste, y, como le desagradaba esto, le dijo: “No va bien en el siervo de Dios presentarse triste y turbado ante los hombres, sino siempre amable. Tus pecados examínalos en la celda; llora y gime delante de tu Dios. Cuando vuelvas a donde están los hermanos, depuesta la melancolía, confórmate a los demás.”
"Y amaba tanto al hombre lleno de alegría espiritual, que en cierto capitulo general hizo escribir, para enseñanza de todos, esta amonestación: “Guárdense los hermanos de mostrarse ceñudos, exteriormente e hipócritamente tristes. Muéstrense, más bien gozosos en el Señor, alegres y jocundos y debidamente agradables".
De ahí que "Muchas veces reprendiera a sus hermanos par la tristeza que, manifestaban al exterior". "Vio una vez a un compañero suyo con cara melancólica y triste, y, como le desagradaba esto, le dijo: “No va bien en el siervo de Dios presentarse triste y turbado ante los hombres, sino siempre amable. Tus pecados examínalos en la celda; llora y gime delante de tu Dios. Cuando vuelvas a donde están los hermanos, depuesta la melancolía, confórmate a los demás.”
"Y amaba tanto al hombre lleno de alegría espiritual, que en cierto capitulo general hizo escribir, para enseñanza de todos, esta amonestación: “Guárdense los hermanos de mostrarse ceñudos, exteriormente e hipócritamente tristes. Muéstrense, más bien gozosos en el Señor, alegres y jocundos y debidamente agradables".
LOS PRIMEROS HERMANOS VIVEN
CON ALEGRÍA
Los primeros hermanos fueron fieles al compromiso recibido. "Bernardo
distribuyó todos sus bienes con inmensa alegría a los pobres". Reunidos
los primeros cuatro compañeros "con indecible alegría y gozo del Espíritu
Santo, se dispersaran, para su mayor provecho, de la manera siguiente: el
bienaventurado Francisco tomó consigo al hermano Gil y se encaminaron a la
Marca de Ancona. Los otros dos se dirigieran a otra región. Yendo para la
Marca, se regocijabanvehementemente en el Señor, y el santo varón, cantando en francés en voz alta y clara las alabanzas del Señor, bendecía y glorificaba la bondad del Altísimo. Tan intima era su alegría que parecía como si hubieran encontrado un gran
tesoro en el campo evangélico de la dama Pobreza, para cuyo amor habían dejado libre y gozosamente todas las cosas temporales coma si fueran basura"
"Se alegraban
constantemente en el Señor, porque no tenían en ellos ni entre ellos nada que
les pudiera turbar"; "se alegraban mucho en la pobreza"
"iban par el mundo con inmenso gozo del espíritu"; "al caminar,
hablaban con alegría de las cosas del Señor"; "cuando volvían a verse
juntos, se llenaban de alegría coma si para nada se recordaran de alguna
injuria que les hubieran ocasionado los malos"; cuando eran perseguidos,
"se alegraban en la tribulación y gozosos oraban a Dios por sus
perseguidores .
RCG 2012
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